LA FUERZA DEL TERRUÑO
por María Luz Crevoisier
Lima, Perú.- En medio del ichu y auquénidos que corren por entre las lomas, se asoma una serpentina de humo acompañado con la estridencia de un silbato. Es el ferrocarril Central, que une Lima, la capital peruana, con Cerro de Pasco, región altiplánica de la Cordillera de los Andes. Su punto más alto, se encuentra en el ramal minero de Ticlio ubicado a 4835 m.s.n.m.
Esta gigantesca obra ferroviaria, fue concebida por el ingeniero polaco Ernest Malinovsky en 1893 y en 1905 se prolongó hasta Huancayo. En su construcción, participaron obreros de diversas nacionalidades que fueron contagiados por la verruga, una infección endémica causante cientos de muertos hasta que un joven estudiante de Medicina, Daniel Alcides Carrión, nacido en Cerro de Pasco, se inoculó el virus para conocer sus reacciones y contrarrestar el mal, convirtiéndose en uno de los mártires de la Medicina continental.
¿Por qué hago esta introducción que aparentemente no tiene nada que ver con la presentación de una artista plástica y poeta que responde al nombre de Rocío Riesco de la Vega y nacida en Junín en 1955, pero criada en la ciudad minera de La Oroya?

Porque seguramente nuestra artista, debió contagiarse con estas historias lo mismo que su espíritu, llenarse de la magia de las costumbres y tradiciones de esa tierra, fiera en su paisaje y bravía por el corazón de sus habitantes.
Pero hay más, porque el departamento de Yauli con su capital La Oroya , es una tierra inhóspita, de paisajes que se pierden en lejanías grises y vientos helados, pero que es enormemente cálida en su tradicionalismo y costumbres como lo evidencian las fiestas de Santiago el 25 y 26 de julio, la celebración patronal de San Antonio de Padua, la fiesta patronal en honor a San José de Huaypacha y esas danzas coloridas y festivas como el Corcobado, que se baila el primero de enero en honor al Niño Jesús y el Santiago que se realiza por todo Cerro de Pasco, en diferentes fiestas religiosas.
Imposible que este mundo mágico, no fuera avistado por ella o también por su tía, la escritora Laura Riesco, autora de las novelas, “El truco de los Ojos” (1978), pero sobre todo la intensa” Ximena de dos Caminos” que al decir del crítico literario Ricardo Gonzáles Vigil, es la segunda novela indigenista escrita por una mujer (la primera es Aves Sin Nido de la escritora cusqueña, Clorinda Matto de Turner).

Rocío, una vez finalizada su etapa escolar, viajó a Lima para estudiar Ingeniaría Civil en la Universidad de Ingeniería UNI, pero no le fue posible borrar de su memoria esas estampas coloridas de su tierra Junín (Sunin Suyu en quechua) y las de La Oroya y decidió darles forma y color a través de la pintura.
Tomó clases en diversos talleres de la Escuela Nacional de Bellas Artes y trabajó como asistenta de la reconocida retratista Edna Velarde para emprender posteriormente su propio camino. Ha realizado múltiples exposiciones en el país y en el exterior, recientemente lo hizo en la Galería Blas Cañas de Santiago de Chile.
Pero tampoco la poesía le es ajena, como lo evidencia su primer libro de poesía MARGARITA EN GRIS que fue presentado en la Feria del Libro de Huancayo el 2024.

Para conocer más ampliamente sobre su trabajo pictórico, tuvimos con la artista, una interesante charla virtual:

1.-¿Cuáles son los recuerdos más importantes de tu niñez y adolescencia en La Oroya?¿Cómo influyeron en tu proceso creativo?
En verdad son muchos los recuerdos que me impactaron. Toda mi vida en la oroya fue así: la forma en que residíamos en una zona de construcciones norteamericanas nos hacía vivir de manera diferente a cualquier persona en el Perú y como les decía a algunos niños de La Oroya, cuando les hice una visita guiada en una exposición mía, nadie vive como se vive en la oroya, porque existiendo otras zonas en el Perú donde los norteamericanos también construyeron sus casas, no se iguala a las de Cerro de Pasco, porque su paisaje es especial, con esas montañas altísimas de roca, un cielo tan azul, los ríos que cruzan la ciudad. Pero además, en el tiempo cuando vivía allá, las diferencias entre los pobladores eran muy marcadas; por ejemplo, teníamos una zona residencial, un club y un colegio para los de la zona staff y para los empleados y los pobladores, eran otras. Eso por ejemplo era impactante, y entre mis mejores recuerdos están los paseos dominicales: el haber ido hacia el Valle del Mantaro o hacia la zona de Tarma o hacia la ceja de selva; recorrer el departamento de Junín con sus hermosísimos paisajes, convivir con las costumbres de la gente, sus fiestas, danzas, la música tan especial, la vestimenta que en aquel tiempo se usaba a diario: las mujeres con pollera, montera y lliclla, lo que ahora ya desgraciadamente se ven sólo en las fiestas. Se veía a las mujeres siempre hilando o tejiendo. Los carnavales con los corta montes , nacer y vivir allá realmente me marcó y creo que eso hace que ahora vea la vida con alegría, y esa alegría es la que pinto. Alguna vez me dije: yo no quiero pintar el mundo como no me gusta, quiero pintarlo como me gustaría que fuera y como me gusta que sea. Entonces mi pintura tiene mucho color, mucha textura, mucha fuerza y movimiento qué es lo que yo he captado allá; además de mucho verde, mucha naturaleza. Creo que eso es el motivo de mi pintura: la alegría.
2.-¿Es posible guardar imágenes para plasmarlas en la creación pictórica o poética?
Sí claro es posible guardar imágenes, además de las que se guardan en la memoria, felizmente se guardan en la fotografía. Hay muchas fotos antiguas que yo tenía inclusive en blanco y negro y las he usado, les puesto el color y les he puesto ya he aportado lo mío. Entonces las he modificado un poquito o mucho, pero basada en esas imágenes. A mi papá le gustaba mucho tomar fotografías que las tengo guardadas, lo mismo que las de los amigos y luego las que recojo de mis viajes entonces combino actualidad con pasado. Para la poesía sí conservo no sólo figuras en la memoria sino sonidos y sentimientos, tal vez algunos imaginados.
3.- Además de estudiar Ingeniería Civil, estudiaste en talleres de artes plásticas y fuiste asistente de la reconocida retratista Edna Velarde. ¿Esos docentes, te sirvieron de guía en el aspecto técnico o en tus creaciones?
El aspecto creativo fue mío, eso fue lo que yo puse a pesar de que Etna también pintaba paisajes, sobre todo en acuarela; pero lo que más hacía era retratos, dicho sea de paso, con increíble maestría, mi maestro me enseñó cómo componer, usar el pincel, cómo combinar los colores ese tipo de cosas técnicas, al comienzo hacía bodegones y cosas que necesitaba para aprender; pero después me dio libertad para elegir los temas que yo pintaba. Eso fue totalmente mío, mis memorias, mis sentimientos, mis ideas. Ni siquiera influyó en el color, porque la abundancia de color (que lo impresionaba bastante) La tuve desde niña.
4.– Aparte del poemario MARGARITA EN GRIS, que presentaste en la FIL de Huancayo, ¿tienes otros libros pendientes?
Escribir es algo que hice siempre, desde pequeña escribía mucho y nunca dejé de hacerlo. Ya mayor encontré la oportunidad gracias a un taller llamado Escribe un Libro, Tu Libro, que después se convirtió en Escribidores. Allí pude escribir y recopilar varios poemas que luego publiqué en Margarita en Gris, libro que presenté en La Casa de la Literatura y en la Feria del Libro de Huancayo.
Ahora estoy preparando un próximo poemario que espero salga pronto y además tengo ya en los últimos toques, otro que es un libro álbum para niños; ahí estoy juntando mis dos pasiones que son escribir y pintar, porque está totalmente ilustrado por mí y es la historia de un perro. Mi poemario que será posterior, espero también que salga este año para poderlo presentar en alguna de las ferias de libros. Esos son los dos proyectos que tengo en cuanto a la literatura.
5.- Volviendo a tu pintura. Expusiste recientemente en la Galería Blas Cañas de Santiago de Chile, háblame de esta actividad y de tus proyectos para el resto del año y lo que tienes para el 2026.
En la galería las Cañas se presentó una exposición colectiva donde hubo gente peruana y gente chilena; se llamaba Amazonía. Allí presenté mi obra con una visión de la selva desde el río Ucayali, porque tuve la oportunidad de ir a exponer a Contamana e hice el viaje de Pucallpa a Contamana por el río Ucayali. Ya antes había presentado pintura amazónica en París en una exposición entre peruanos allá, donde ha quedado también una obra mía.
En este momento estoy seleccionada para la 6° Bienal de Salerno; allí están exponiéndose tres obras mías referentes a la danza de la Tunantada de Jauja. lo cual me hace muy feliz porque yo amo esa danza. Próximamente también se inaugura una exposición en la que participo en Colombia allí he enviado una obra que se llama Selva Mía.
Estoy en este momento terminando una obra para la UNIFÉ, que es una exposición que habla de la niña que vive en mí y otra también colectiva en Cusco para noviembre que trata de autorretratos.
En cuanto a exposiciones individuales, ya tengo programada y aceptada una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de la Municipalidad del Cusco para el año 2026. Estoy preparando esa exposición, llamada Colores de mi Tierra, además de otra que espero realizar paralelamente también en el Cusco, referida a danzas peruanas.
Como verás estoy bastante ocupada, pero muy feliz porque estoy haciendo lo que me gusta.
