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LOS HIJOS DE BRONCANO

Macedonio Villafán Broncano

por María Luz Crevoisier

Lima, Perú.- El verdadero título de este libro que reúne una selección de narraciones andinas es LOS HIJOS DE HILARIO y su autor es el escritor ancashino Macedonio Villafán Broncano. Pero no es el único titulo de su autoría, pues también ha publicado estudios sobre José María Arguedas, Ciro Alegría, César Vallejo, Manuel Scorza, Julio Ramón Ribeyro y otros escritores peruanos, y paralelamente es autor de Los Hijos de Hilario, Apu Kalki Hirka y Cielo de la Vertientes, esta última de corte romántico y que se puede decir sin temor a equívoco, que es tan buena como la María de Jorge Isaac por lo que podría ser conceptuada como la segunda novela de esta línea en América Latina, con el agregado que se desarrolla en un pueblo de la cordillera oriental del departamento de Ancash, confiriéndole así un sentimiento mestizo y andino.

El escritor Villafán es Magister en Literatura peruana y Latinoamericana, título que obtuvo en la Universidad Nacional de San Marcos y es profesor principal en la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo. Ostenta dos premios, el de Copé 1987, uno de los más importantes del medio cultural peruano y el Premio Nacional de Literatura Quechua de la Universidad Federico Villarreal en 1997.

LOS HIJOS DE HILARIO, edición especial de aniversario, 20 años: 2008/2018, comprende 0cho narraciones de corte mestizo e indigenista, pues Broncano ha sabido recoger el modus vivendi y lenguaje de los “nuevos indios” utilizando el denominativo que impuso el estudioso José Uriel García en su ensayo El Nuevo Indio, para mostrar la transformación del hombre andino a través del tiempo, pero conservando su espiritual y costumbres ancestrales.

En este conjunto de narraciones encontramos entre los demás, el excelente, “Hilario Llanqui, mañana te fusilan”, mezcla del mundo real con el mundo mágico religioso, pues Hilario, pertenece a las huestes rebeldes de Atusparia y es asesinado por los soldados cuando trata de escapar, pero sin darse cuenta ingresa al universo de los muertos y se junta con los abuelos de los abuelos, entidades protectoras que viven en aquellas comunidades andinas.

“Sueños y viajes en las quebradas”, recibió el premio COPE de Petro Perú 1987 y es una hermosa leyenda no sabemos si recogida por el escritor nacido en el distrito de Tarica, Huaraz o ficcionada sobre una base oral, lo cierto es que reúne todos los elementos de una historia de amor paterno y que ese mismo afecto filial conlleva una unidad con los seres habitantes del Uqu Pacha o mundo de los muertos, condenados a penar eternamente por haber cometido suicido, pero llevados por el sentimiento del protagonista, lo apoyan hasta que logre salvar a sus hijos. En esta narración se muestra también la ligazón que existe entre los nuevos indios o mestizos con la cultura primigenia, que no se romperá mientras se respete y acepte esta unidad.

“Réquiem para Miguel Broncano”, es un homenaje al abuelo del escritor, un campesino auténticamente andino y también una escritura de reivindicación histórica de aquel personaje que supo ser fiel a los principios de solidaridad que rigen en la cultura andina. Miguel Broncano, ayudó a los culíes que escaparon de la feroz represión de hacendados, autoridades civiles y hasta del mismo cura cuando los culíes se rebelaron ante el maltrato de sus amos, amos sí, porque los esclavizaron como antes lo hicieran con los africanos, pero esta vez con contratos leoninos de trabajo.

MUCHOS NOMBRES Y UNA SOLA ESCUELA

La narrativa indigenista, ha surgido en América como un acto de resistencia ante la avalancha de mensajes e imposiciones culturales foráneos que trataron de desterrar lo nativo. Uno de los primeros protestarios fue Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamiqui Salcamaygua, nacido en el pueblo de Layo de la Intendencia del Cusco en el siglo XVI, que recopiló y divulgó las tradiciones de los pueblos de Canas y Canchis.

El indigenismo literario en el Perú propiamente dicho, se inició en el siglo XIX con el surgimiento de íconos como son los cusqueños Narciso Aréstegui, (El Padre Orán)Clorinda Matto de Turner,(Aves sin nido)más tarde, en el siglo XX hicieron su aparición, José María Arguedas (Los Ríos Profundos) Ciro Alegría, (El Mundo es Ancho y Ajeno), Manuel Scorza (Redoble por Rancas).

La corriente se extendió como una sola voz por todo el continente; ahí están el boliviano Alcides Arguedas y su “Raza de Bronce” el ecuatoriano Jorge Icaza Coronel con “ Huasipungo”, en la Argentina Leoncio Mancilla y su emblemática “Una excusión a los indios Ranqueles” y Joaquín Gonzáles, con su maravillosa obra “Mis montañas”.

En Chile se encuentran Lautaro Yankas, (seudónimo de Manuel Soto Morales) y Luis Vulliamy, en México, Manuel Gamio y Juan Rulfo (El Llano en llamas) y en Guatemala, Miguel Angel Asturias (Los hombres de maíz) entre otros grandes escritores que no cedieron a las corrientes que los alejarían de sus raíces, pero sin descartar las técnicas extranjeras que enriquecieron sus creaciones.

CUANDO ELLAS HABLAN

por María Luz Crevoisier

Lima, Perú.- Se dice, que cuando canta un zorzal, el cielo se ilumina con luces multicolores, pero si es una mujer la que habla, el mundo se pone de pie para escucharla. Porque si muchas lograron superar el silencio que el establishment les impuso en Europa por siglos, otras continúan guardándose las palabras un poco por miedo a la censura o simplemente porque no pueden hacerlo. No comento sobre las mujeres de otras latitudes, de pueblos alejados como Afganistán, Irán, Arabia Saudita, Pakistán, de Africa y otros en donde enfrentan una feroz discriminación en diversos aspectos de la vida y seguramente miles mutilan el germen de la creación, dentro del cautiverio en el que viven.

Cuando América fue colonizada, los conquistadores trajeron e impusieron a las del otro género, el mismo sistema represivo que en sus países, sin embargo, pese a esta censura dos mujeres rompieron sus cadenas e impusieron sus voces. Una de ellas fue Sor Juana Inés de la Cruz, quien en Nueva España (México), asombró a su mundo con los versos controversiales que escribía y en el antiguo reino del Pirú, al sur del continente, existió una poeta llamada con el misterioso nombre de Amarilis, quien no dudó en enviarle una carta poética a Lope de Vega. Y seguramente debió haber otras más, cuyos versos se quemaron o se quedaron en los baúles de sus tiempos.


EN EL SIGLO XXI

Parece extraño que en pleno tercer milenio, cuando las mujeres consiguieron logros importantes como el voto y llegaron a ser mandatarias, aún mantengan una apatía que contrasta con estos avances. Me refiero específicamente a su creación tanto literaria como poética y pictórica. Felizmente existen varias que sí trabajan a campo abierto y se hacen notar, tales como lo hizo Elena Garro y lo continúan haciendo, Gioconda Belli, Elena Poniatowska, Margot Glass, Isabel Allende, Rosina Valcárcel, Irma del Aguila, Liliana Colanzi, para nombrar algunas de las que incursionaron en las letras por diferentes países latinoamericanos.

Sin duda, los concursos sirven como un gran impulso para descubrir y lanzar a nuevos nombres. Esto lo entendieron muy bien, por ejemplo, las escritoras del norte peruano, agrupadas como ADEN (Asociación de Escritoras Norteñas) con sede en Cajamarca y hoy es presidida por la poeta y narradora cajamarquina Isabel Barrantes Zurita. En otra época, el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, organizaba concursos literarios bautizados con el nombre de la poeta, narradora y activista social Magda Portal. Esta increíble experiencia se inició en 1989 y por varios años, logró dar a conocer nuevas letras.

La primera responsable de estos concursos fue la narradora y también poeta limeña, Mariela Sala, posteriormente se hizo cargo la periodista, escritora, poeta y activista, Gaby Cevasco de quien me ocuparé en esta reseña. Recojo algo de su copioso Currículum y apunto. Nacida en Ica en 1952, escogió la carrera del Periodismo habiendo colaborado con diversos medios del extranjero, habiendo sido responsable de múltiples ediciones como la revista feminista VIVA. También es correctora de estilo y ha escrito libretos para historietas y radiales. Actualmente es Sub directora de Flora Tristán.

Gaby Cecilia Cevasco Farfán, es el nombre completo de esta exquisita narradora, quien hace transitar a sus personajes, mujeres y varones, por aquellas tierras en donde un día se asentaron los hombres de la cultura Nazca, una tierra casi desértica cubierta por esos leñosos huarangos que fueron eternizados por la paleta del artista plástico Dante Guevara, esos arenales en donde se juntan las dunas y una que otra vez se escucha el canto de un mochuelo o se ven higueras o aparece un oasis llamado Huacachina.

Gabriela escribe con el lenguaje mestizo de aquellos pobladores, contagiados de su paisaje, un lenguaje distinto al que utilizaba Gregorio (Goyo) Martínez, el escritor de las historias de lugareños afrodescendientes. En las narraciones de Gaby, casi siempre aparecen mujeres y hombres, solo con una chispa de esperanza o una resignación a su propio destino, a veces de manera trágica. Los títulos de sus libros son los cuentos: Sombras y Rumores (1990), Detrás de los postigos (2000), Entre el Cielo y la Tierra, el fuego (2014) y el libro de poesía, El Nuevo Testamento (2010). Para conocer algunos aspectos de su labor periodista y literaria, conversamos con Gaby Cecilia.

1.-En tu larga experiencia como editora de las letras femeninas, cuál fue tu experiencia más saltante? Ellas colaboraron o se retrajeron?

En primer lugar, gracias por la conversación. Editar un libro es un trabajo muy interesante, no solo por el trabajo en sí, sino por la relación con el autor o autora, que se muestra muy contento, al mismo tiempo algo preocupado para que salga perfecto. Solo en un caso la autora se arrepintió cuando ya el manuscrito estaba en edición. Y nunca lo llegó a publicar. Bueno, fue su decisión.

2.-No crees que son importantes concursos como el que realizaba Flora Tristán, pues con ellos visualizaron a escritoras que nunca pensaron editar. Sin embargo, no se ha vuelto a repetir una experiencia de ese género en Lima, aunque sí lo encontré en provincias. ¿Por qué se suprimió esta experiencia literaria?

El Centro Flora Tristán fue muy oportuno en organizar el Concurso de Cuentos Magda Portal, además publicó a otras autoras, antologías de cuentos y poesía y fomentó espacios para la reflexión literaria. Todo ello representó un aporte importante. Hoy, los tiempos han cambiado con la tecnología que permite acceder a concursos de otros países.

3.-Leí varias narraciones escritas por mujeres y en casi todas descubrí desarraigo, soledad y sufrimiento existencial. Es como si las mujeres siguieran presas en un mundo que las hiere o arrincona. ¿No se puede hablar desde otro ángulo?

¿Por qué siempre esa derrota?

No creo que escribir desde el desarraigo y sufrimiento existencial sea expresión de una derrota, la desigualdad, la discriminación y la violencia, solo expresan lo que aún viven muchas mujeres en el Perú y el mundo. Es algo que hay que seguir denunciando, y la literatura es un medio fundamental.