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Puerta al universo, Javier Minchaca

Fotos: Gabriel Minchaca

por Alejandro Alonso

Hace ya veinticuatro años, al despunte de una década, un grupo de antropólogos sociales decide caminar con una empresa pionera en México, enfocada a la creación de productos digitales para planetarios. En su momento, cabe decir, poca competencia tenían y siguen teniendo. Hasta la fecha, la producción de piezas audiovisuales para el formato planetario y/o domo de inmersión, es exigua a nivel nacional. Múltiples factores propician este hueco, entre estos: la poca apuesta del sector institucional para darle rentabilidad a un mercado educativo emergente, así como la nula visión empresarial para explotar algo que tiene o goza de gran espectro en otras latitudes del planeta. El pretexto constante y sonante, es que se trata de un tipo de producción que demanda una alta inversión monetaria.

Enrique Fonte, Enrique Rodríguez y Javier Minchaca se dan a la tarea de dar vida a la firma Planetarios Digitales, misma que contra viento y marea más producciones ejemplares, siguen presentes en el escenario de la divulgación científica del país. Con el carácter ameno, directo y franco de Javier Minchaca (Ciudad de México, 1977), abrimos el telón de esta aventura digital.

“Tenía el interés por divulgar nuestra riqueza cultural e histórica, nuestra biodiversidad. Quería hacerlo de una manera entretenida, que a la gente le agradara y despertara su interés por ese tipo de temática. Consideraba a los planetarios como espacios enfocados, esencialmente, para la divulgación científica, donde podía detonarse, precisamente, el interés de una audiencia con contenidos atractivos y, al mismo tiempo, enriquecedores. Entonces valoraba la generación de información local y una disposición propia por la divulgación de nuestro legado como país”.

Con una visión clara de las metas por alcanzar, Javier Minchaca (egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapala) se suma al proyecto digital, cuya labor inicial fue la de proveer servicios especializados, en el contexto de la república mexicana.

“Planetarios Digitales comenzó, primero, con el desarrollo de museografía y equipos interactivos, ambientaciones y textos explicativos. Nos consolidamos como proveedores para levantar un planetario desde cero, así como modernizar instituciones existentes y proyectos itinerantes —un promedio de veintidós instalaciones en el país—. Con el paso del tiempo logramos un domo propio, el Domo Itinerante de Ecosistemas de México, que utilizamos principalmente para divulgar contenidos en eventos como la Noche de las Estrellas; también para escuelas y museos de manera privada. Como parte de esta labor, tenemos nuestras producciones para planetarios”.

“Tenía el interés por divulgar nuestra riqueza cultural e histórica, nuestra biodiversidad. Quería hacerlo de una manera entretenida, que a la gente le agradara y despertara su interés por ese tipo de temática. Consideraba a los planetarios como espacios enfocados, esencialmente, para la divulgación científica, donde podía detonarse, precisamente, el interés de una audiencia con contenidos atractivos y, al mismo tiempo, enriquecedores».

Javier Minchaca

Prevalece una contradicción en el mercado de los planetarios o domo de inmersión digital en México; estos se han incrementado con el tiempo y algunos son espléndidos, pero, de manera contraria, la producción de piezas para planetario, de creación e industria nacional, es mínima. En concreto, este tipo de instalaciones prefieren comprar o rentar producciones del extranjero que generar material propio. Conscientes del terreno que debían andar en el formato de los planetarios, Javier Minchaca y sus colegas se abren camino justo con Puerta al universo.

“Con la modernización y creación de más planetarios en el país, fue evidente para nosotros y nuestros clientes, la necesidad de generar contenido local que proporcionase divulgación de temáticas encaminadas hacia la apropiación social de la ciencia nacional. Entre 2006-2008, con el Planetario Casa de la Ciencia y Cultura Universal Bachilleres de Chiapas, en Tapachula, realizamos la cápsula Puerta al Universo (1ª versión, 2006, 2ª versión, 2008, 14:16 min.), con contenidos de corte local, basados en fotografías y time lapses; esta pieza era adecuada para montarse en planetarios digitales tipo Digistar de Evans & Sutherland. Durante esos años, también realizamos contenidos para el Planetario del Parque Ya´Axná, en Comitán. Posteriormente, con apoyo de una beca que otorgaba el entonces Conacyt, realizamos dos cápsulas cortas (La Luz, más allá del brillo y el color, 2015, 08:31 min; y Los cenotes de Yucatán, puertas a otro mundo, 2015, 07:24 min.); experimentamos en diversas técnicas con la intervención de estudiantes becarios. A su vez, logramos dos producciones sobre los mayas (El Secreto de Calakmul, 2015, 17:24 min; y Los Mayas, planeación cósmica, 2017, 20:14 min.), más una coproducción con el Planetario de Irkutsk, de Siberia, Rusia (De Chicxulub a Tunguska, los grandes eventos de la destrucción cósmica, 2018, 20:51 min)”.

Puerta al universo tiene el valor de haber mostrado, por vez primera, algunos escenarios que integran al estado de Chiapas en formato de domo completo.

“La cápsula muestra con fotografías y time lapse 4K, a domo completo o full dome, algunos sitios emblemáticos como las lagunas de Montebello, así como aspectos culturales de los sitios y su historia a través de edificaciones coloniales y ruinas prehispánicas. A diferencia de lo que sucede en otros medios, como la televisión o la Red, el seguimiento de una transmisión en formato digital es un tanto difícil de cuantificar; en el caso particular de Puerta al Universo, tuve noticia de que se seguía proyectando en el Planetario de Tapachula, y, a decir de los operadores del propio domo, muy al gusto de la audiencia”.

Puerta al universo tardó en gestarse un año aproximado en su producción cabal. El resultado final fue un equilibrio entre el manejo técnico, la narrativa pertinente de los contenidos y la estética audiovisual.

“En términos técnicos, los planetarios constituyen un tipo de instalación pública que conjuga modernidad y complejidad. Sus contenidos demandan imágenes con la más alta resolución posible, por la cantidad de espacio a llenar en un domo y porque treinta de estas –del conjunto total— son literalmente un segundo en el domo; así que se requiere siempre lo último en tecnología de captura, transferencia y almacenamiento para lograrlo. Por otro lado, el oficio de producción documental, aunque cercano, no era nuestro principal esfuerzo de modo alguno. De hecho, nuestras producciones han sido siempre aventuras enriquecedoras que van en conjunto con profesionales muy afamados, en todas sus variantes. En cuanto al respaldo científico, hemos contado con el privilegio de la asesoría de los doctores: Daniel Flores, Jaime Urrutia Fucugachi, Julio Saucedo y Vladimir A. Fialkov”.

Conforme al paso del tiempo, Planetarios Digitales fue especializándose hasta definir cada perfil de su talento involucrado.

“Todavía durante la etapa de producción de Puerta al universo, me encargaba de la mayor parte del trabajo. Ahora funjo como productor y/o guionista. En los proyectos recientes tenemos el apoyo de profesionales en cada fase de preproducción, producción, postproducción y distribución. Por otro lado, cada proyecto tiene tintes muy particulares. Somos muy cuidadosos en las decisiones que van a definir el diseño de arte del modelaje y animación 3D, por ejemplo: en El Secreto de Calakmul, se buscó animación hiperrealista, además de tomas en 4K en áreas de la biodiversidad de la zona; en Los Mayas Planeación Cósmica, se explota la estética del low-poly –misma que a base de polígonos, busca conformar modelos 3D, sin pretender el realismo— y no hay una escena de video que no sea full dome. Finalmente, en De Chicxulub a Tunguska, exploramos más el uso de la filmación subacuática y con drone, así como la ilustración aplicada a domo, en conjunto con animaciones 2D.”

De acuerdo con el perfil que nos plantea Javier Minchaca, cada pieza tiene un perfil de divulgación y estética que debe de ir acorde con el eje de contenido que se va a narrar, de manera visual y auditiva.

“En cada producción hemos querido usar y explotar aspectos diversos para resaltar tanto lo particular como lo heterogéneo. La tecnología avanza a pasos agigantados y en todo. En cuanto a los planetarios, se requiere proyectar en 4K, por lo menos. Esto significa cuadros tipo ojo de pescado de 4096 x 4096 pixeles, a 30 cuadros por segundo. Gracias al avance del video móvil y al creciente interés en la producción audiovisual en 360°, ha habido un boom de dispositivos que muy fácilmente permiten grabar, en 2K, material potencialmente reproducible en un domo digital de manera cuasi inmediata”.

La pieza titulada De Chicxulub a Tunguska, tuvo un tiempo de realización cercano a los dos años. Se filmó en locaciones tanto mexicanas como rusas, incluyendo el puerto de Chicxulub y muchos cenotes a su alrededor, mediante tomas subacuáticas; en Rusía esto último se aplicó en el lago Baikal, Irkutsk, además de registrar el telescopio solar de la misma región. Su narrativa nos muestra la interconexión y fragilidad del mundo que habitamos, a partir de una exploración que se realiza sobre la llegada de dos meteoritos, tanto en Chicxulub, Mérida, como en Tunguska, Siberia.

En esta producción relevante de Planetarios Digitales, intervino un promedio de 40 profesionales, en sus fases diferentes, con la participación destacada de fotógrafos especializados, tanto en full dome como para tomas aéreas y subacuáticas. Mención especial merece el apoyo del Planetario de Irkutsk. De manera cabal, De Chicxulub a Tunguska, es un ejemplo del vínculo que se puede lograr entre conocimiento y creatividad, en pos de la divulgación científica.

“A partir de nuestra capacitación en todo lo que implica la producción de una pieza para full dome, establecemos colaboraciones con especialistas y profesionales de muy diversas áreas, de quienes valoramos ampliamente su talento, por ejemplo: desde científicos multidisciplinarios (arqueólogos, físicos, geólogos e historiadores) hasta directores, fotógrafos, fotógrafos buzos, guionistas, ilustradores y animadores (incluyendo 3D), locutores, modeladores, músicos y pilotos de drone”.

Una clave que nos explica la solvencia de Planetarios Digitales, es su apuesta por el nuevo talento que busca abrirse camino en ese escenario.

“Desde 2014, hemos formado un equipo heterogéneo en la producción de este tipo de formato, entre becarios de varias disciplinas así como colaboradores procedentes de diversas instituciones nacionales, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Politécnico Nacional, e internacionales que incluyen a muchos profesionales y artistas. El trabajo permanente con los becarios nos permitió que, en el año de 2019, formalizáramos nuestro departamento de producción: Estudios Calakmul”.

Javier Minchaca además de estar entregado a la puerta del universo audiovisual, es un melómano empedernido, muy en la línea de los sonidos experimentales y tecnológicos. Esta veta por el arte tiene su punto de matrimonio con el conocimiento científico.

“Para lograrlo, recurrimos al diálogo; intentamos tender puentes y retroalimentarnos; aglomeramos el trabajo de artistas y científicos, en conjunto y para cada producción. También se nos han acercado artistas con propuestas audiovisuales muy específicas, en busca de explotarlas en el domo y hemos colaborado gustosos para lograr los fines y un producto común”.

Aunque la atención de Javier Minchaca va hacia el público en general, está consciente de que la niñez es preferencial para un espacio de inmersión digital.

“El público en general no asiste mucho a los planetarios, sólo unos cuantos, pero si les preguntas, todos recuerdan haber ido de niños. Eso es lo que busca un planetario, dejar una huella en los asistentes. Si puedes, además, incluir contenido local que logre jalar nuevas audiencias a los domos, de distintos sectores, mucho mejor”.

Con la labor que Javier Minchaca realiza, como protagonista activo de Planetarios Digitales, es cabal su visión sobre el estatus de este tipo de centros para la divulgación científica.

“Los planetarios y domos digitales son espacios poco apoyados en términos generales. No basta con construir un edificio y dotarlo de tecnología, pues su sobrevivencia y rentabilidad es el gran reto. Al tratarse de sitios altamente tecnológicos, requieren mantenimiento y actualizaciones constantes para estar al nivel de lo que la gente espera. En algún momento y de manera ejemplar, el área de Comunicación de la Ciencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología extendió su apoyo para este tipo de producciones; también, gracias al apoyo de algunos clientes y en distintas épocas, hemos podido concretar nuestras producciones”.

Tal y como se indicó al comienzo de esta narrativa, el tema económico es un escollo difícil de salvar para la producción de piezas para planetario.

“Si un niño va a un domo y ve un programa sobre dinosaurios, es difícil que evite la comparación con una entrega de Jurassic Park, Megalodón o con gráficos de la muy poderosa industria de los videojuegos. Entonces va a percibir una diferencia notable. ¿Cuál es el fondo de esto?, pues que los presupuestos para estos ámbitos y los domos son totalmente distantes; con los 170 millones de dólares que costó Jurassic Park, por ejemplo, se podrían hacer cantidad de domos y producciones en México”.

El pequeño gran detalle que expone Javier Minchaca, no tiene manera de refutación: mientras una producción en primer mundo ronda los millones de dólares, una pieza para planetario araña unas pocas unidades de ese total, y ni así es viable o rentable para las instituciones o empresas que podrían apoyarlo. Además, de acuerdo con la línea de exposición que nos confía, la pirotecnia técnica es otro tema a salvar. Difícil pero no imposible para quienes integran Planetarios Digitales.

“De entrada, juntar el presupuesto para una producción es complicado. También entra en juego la disponibilidad del equipo técnico, más la intervención de especialistas que se requieran para cada área. Es decir, un equipo íntegro de producción, que afortunadamente hemos podido armar y canalizar. Consideramos muy importante dotar a las instituciones de la mayor cantidad de contenido local, con la mejor calidad posible, que pueda crear significado, apropiación social y cultural en los espectadores nacionales, que otorgue una mirada distinta de nuestro país a los espectadores internacionales”.

La formación como antropólogo social de Javier Minchaca, se revela cuando aplaude, con enorme satisfacción, el dato de que los contenidos de Planetarios Digitales hayan sido vistos por miles de personas, en el país. A esta firma pionera ya la secundan diversos reconocimientos, tanto nacionales como del extranjero.

“Tanto el Conacyt como la Muestra Nacional de Imágenes Científicas (MUNIC), nos han distinguido en distintas entidades de la república. A nivel internacional sumamos presencia en festivales especializados como el IMERSA en Estados Unidos, el International Fulldome Festival (IFF) realizado en Portugal, el Fulldome Festival Brno en República Checa y el Baikal International Festival of Documentary and Popular-Science Films n.a. Valentin Rasputin, en Rusia. Además, varias de nuestras producciones se exhiben en más de quince domos de África, América y Europa, en países como Argentina, Australia, Bloemfontein, Chile, Estados Unidos, Pakistán, Portugal, Rusia y Sudáfrica”.

Toda esta proyección nacional e internacional, Javier Minchaca la subraya como un servicio social —bastante sustancioso, por cierto—, mismo que es congruente con su misión como divulgador de contenidos científicos y tecnológicos.

“Lo defino básicamente como un `servicio a la comunidad´, ya que nuestras producciones han sido gratuitas al día de hoy. Proyectamos sin costo a todo domo que lo solicite, a nivel nacional. Considero vital poder poblar al país de domos digitales y planetarios (hay alrededor de 70 contra los 400 de Estados Unidos, por poner un ejemplo), pero no es una cuestión de expansión de numeraria; debemos otorgar nuestra visión antropológica de la sociedad en cada una de nuestras producciones y, sumamente vital, darle contenido de calidad a los espectadores”.

Por lo general, un proveedor suele desear que la competencia sea nula o escasa en su mercado de atención. La visión es muy distinta con Planetarios Digitales.

“Nosotros nos consideramos pioneros en el ámbito, sólo un par más de colegas realizan este tipo de producción y esperamos crezca mucho más. Hemos visto trabajos artísticos en los que se muestra entretenimiento y arte con gráficos y música, que son contenidos que gustan mucho, por ejemplo: producciones completamente en 3D sobre arqueoastronomía maya y mexica, con buena aceptación del público. Seguimos adelante con producciones ya sea subacuáticas o aéreas, aplicadas al 3D”.

Con fondo musical de la célebre banda experimental europea Minimal Compact (misma que Javier Minchaca me recordó tras bambalinas de la entrevista), dejo final abierto para una trayectoria que continúa en pos de la naturaleza y el universo, con las posibilidades de vanguardia que nos permite la tecnología de punta. La perspectiva de quien va atento del devenir como cambio constante en pos de la construcción, con El Hacedor de Estrellas de Olaf Stapledon como libro de cabecera, siempre dará motivo a la sorpresa. Enhorabuena.

Abre la puerta del universo del Javier Michaca, aquí tienes sus llaves:

https://youtu.be/6lw3GW7ZrA4

https://youtu.be/rAUWx85ewII

https://youtu.be/l0dIoGsGs4c

https://youtu.be/Y7F0zZMmx0A

https://youtu.be/ZdnZiIxFGKM

https://youtu.be/Lh8TbuCvKdg

https://youtu.be/DdzAyAnN_u8

https://youtu.be/xYCLhaNWgPo

Un expedicionario de la narrativa ambiental, Ricardo Urbano

Fotos: Ricardo Urbano

por Alejandro Alonso

Vivió y aprovechó la migración digital al cien por ciento. Quien estuviera apegado a la escritura de artículos sobre las investigaciones que se realizaban en el Instituto Politécnico Nacional, IPN, hacia mediados de la primera década de este siglo, tuvo el olfato para identificar el área de oportunidad que se abría con las plataformas digitales. Ricardo Urbano (Ciudad de México, 1982), se dio a la tarea de contagiar a sus compañeros y compañeras para trasladar la narrativa impresa hacia el área digital.

Con el paso del tiempo, tal esfuerzo aplicado en la divulgación de contenidos de ciencia y tecnología madura en una serie titulada Expedicionarios, Conversus IPN 2016, con la que obtuvo diversos reconocimientos a nivel nacional e internacional. Del dato frío y objetivo, su talento demostró la calidez del contexto y las historias que hay inmersas en la labor de cada investigador, así como en sus objetos o sujetos de estudio, muy en particular las entrañables tortugas de Sinaloa.

Veamos la historia de este hábil narrador, atento a los documentales de naturaleza y a los filmes de Steven Spielberg.

“Entre como periodista, en el 2006, a la revista Conversus del IPN. Se trata de una publicación de divulgación científica. Al principio escribía notas, después artículos y se amplió mi cobertura hasta llegar a las investigaciones que se realizan en el IPN, a nivel nacional. Después logré desarrollar una sección de infografías; a los cinco años de estancia en Conversus, nos atrajo el impacto que YouTube estaba teniendo en la sociedad. En consecuencia y en complicidad con Rocío Ledesma, Diana May y Nadia Lavanderos, decidimos realizar videos de divulgación científica; es decir, trasladar nuestros artículos a imagen y sonido, con la finalidad de que se divulgaran al público en general. Confieso que siempre me encantó la producción de video. A partir de mi propuesta, la revista se decidió para incluir cápsulas audiovisuales de divulgación…”

Egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Licenciatura de Comunicación y Periodismo, con diplomados en el Centro de Capacitación Televisiva, Aprende TV, y en la DW Akademie, Ricardo Urbano dimensionaba la cima de la montaña, pero los senderos para llegar a ella todavía le reservaban sorpresas.

“Empezamos grabando cápsulas de divulgación con los investigadores. Registrábamos las notas con una cámara y un micrófono lavalier. Así produjimos pequeñas piezas. Después nos involucramos en la cobertura de eventos, con entrevistas a los investigadores. Todo esto creció cuando aprovechamos un apoyo que ofrecía en aquel entonces el Conacyt. Con la experiencia que teníamos, logramos concretar una serie documental, Expedicionarios, cuya propuesta era grabar a los investigadores en su trabajo de campo; la labor implicaba investigar, monitorear, levantar muestras, realizar todo el registro en video y, por supuesto, trasladarlo a la sociedad”.

Los medios de comunicación ofrecen perspectivas diferentes para narrar historias. Ricardo Urbano entendió que, de un artículo impreso o digital a un producto en formato audiovisual, existen diferencias y se aventuró a explorarlas.

“Nuestra mente genera escenas con la información que recibimos, el escrito puede dejar una parte en la interpretación del lector; en consecuencia, tiene que ser más específico en las descripciones. Un audiovisual expone las escenas que tu deseas para el público. El escrito llega ser un poco más frio, aunque tengamos una foto del científico entrevistado, desconocemos su voz, su forma de hablar, su seguridad; en el audiovisual lo mostramos tal cual es, lo que genera una mayor cercanía y, por tanto, empatía. Con la revista aprendí que tenía limitantes para exponer el testimonio de los investigadores, sobre su pasión o su motivación para realizar el trabajo. Entonces, con mis colegas estábamos convencidos que, si dábamos voz vía entrevista, podíamos mostrar a cada científico de manera íntegra, más a nuestro favor si lográbamos hacerlo en campo. Queríamos contar sus historias, conocerlos y divulgar tanto sus trabajos como personalidades. Fue nuestra misión clave para realizar la serie documental”.

Este horizonte sensible y apasionado que se deseaba transmitir sobre la identidad de un investigador, quedó sometido bajo la disciplina que conlleva el trabajo de divulgación. En principio, mediante el acopio de datos vía las fuentes confiables de información.

“En mi experiencia, las mejores fuentes sobre contenido de investigación y desarrollo tecnológico son los propios científicos; las personas que están en los centros de estudio, en el campo, los laboratorios, quienes dan una conferencia o publican en una revista de ciencia. Ellos son la base. Lo primero que hago es ubicar al experto o experta, reviso su trabajo y trayectoria, sus descubrimientos, incluso a que medios de comunicación ha atendido. Una vez que logro el contacto personal, planteo mi objetivo. Lo siguiente es muy importante, porque aterrizo el tema con su ayuda; atiendo a sus recomendaciones bibliográficas, páginas electrónicas oficiales, por supuesto, todos los materiales gráficos de su acervo —desde fotografías hasta videos— y que esté dispuesto a compartir”.

Cuando se accede a este nivel de colaboración, el crecimiento es mutuo. Por supuesto, se enriquece el enfoque de la divulgación científica.

“La ciencia cambia todos los días, nuevos descubrimientos, materiales, fórmulas, medicamentos e innovaciones; la ciencia sólo es presente, porque en mi experiencia con los investigadores, lo que se dijo ayer es el antecedente de la ciencia del hoy. Es inagotable”.

Este enlace virtuoso de comunicación entre quien posee el conocimiento y aquel que desea divulgarlo, no podría lograr una cabalidad sin el público receptor.

“Siempre pienso en el público y en lo que podrá retener en su mente. En cuanto al manejo de los llamados datos duros, estos deben ser precisos y sencillos. No se trata de memorizar, sino de entender su impacto, por ejemplo: si tienes una cifra de 251 523 casos de equis enfermedad, lo mejor es decir más de 250 mil enfermos; otro recurso sería tres de cada diez personas padecen equis enfermedad en el mundo, o este año aumentó el doble de enfermos; también subrayar que, si no te previenes, podrías ser tú uno de los posibles enfermos. Cuando hacemos esto, ya no importan los otros 251 522, sino que podrías ser tu mismo; en la audiencia, esto conlleva un nivel de conciencia y retención de la información”.

En mi experiencia, las mejores fuentes sobre contenido de investigación y desarrollo tecnológico son los propios científicos; las personas que están en los centros de estudio, en el campo, los laboratorios, quienes dan una conferencia o publican en una revista de ciencia. Ellos son la base».

Ricardo Urbano

Sobre la terna de elección de temas viables de producción audiovisual, nos comparte.

“En ese momento estaba y sigue estando en boga, la sustentabilidad de cuidado al medio ambiente, de la vida en su hábitat. Ya habíamos trabajado algunos artículos de animales en peligro de extinción; en algún momento, me enteré por un texto de la liberación de tortugas marinas a cargo de especialistas del IPN. Entonces, dada esa referencia, decidimos aplicarnos sobre las acciones de esta institución en cuanto a protección de vida silvestre. Queríamos abarcar un poco de todo el país; fuimos a Baja California Sur, Mérida, Oaxaca y Sinaloa. Nos basamos en las investigaciones que estaban realizando, específicamente, con animales en peligro de extinción o protegidos en su contexto natural”.

Las historias de acuerdo a La filosofía de la composición, del escritor Edgar Allan Poe, tienen una estructura cíclica cuyo final, en términos de narrativa literaria, recomienda queden abiertos. Una narrativa de divulgación puede replicar esta estructura o tener variantes.

“Primero que nada, considerar las fases de una historia: principio, desarrollo y final. Nunca podemos dejar una historia incompleta, mucho menos desarrollarla sin tener una delimitación del tema. El público tiene que quedarse con la certeza de que vio algo completo. Por otra parte, las historias deben ser interesantes, transmitir emociones al espectador. Las buenas historias no son las que hacen llorar o reír; las buenas historias son las que provocan todas las emociones posibles. También ser inclusivo con historias cercanas al público, de personas reales, del investigador e investigadora, de un caso, de un beneficio y que todo ello permita una empatía o cercanía con el púbico. En cuanto a la extensión de cada historia, corta o larga, esto lo determina una buena narrativa y la información. Lo importante es que fluya de forma natural. Habrá historias que serán contadas en dos minutos, otras que necesitarán treinta minutos; el manejo del tiempo no debe de propiciar, en ningún momento, que la historia se sienta forzada, peor aún que el espectador pierda la atención y deprecie el desenlace”.

La serie Expedicionarios se produjo como un aprendizaje cabal para quienes tenían el propósito de narrar historias de divulgación científica.

“No teníamos experiencia para la producción documental. Con una entrega total y los sentidos bien alerta, nos trasladamos al área donde los investigadores cuidan de las tortugas marinas en espacios de recuperación, algunas de estas sin aleta, en proceso de recuperación; otras ya estaban aptas para volver al mar, lo que nos permitió documentar el momento de su liberación. En Baja California, a bordo de una panga, a mar abierto, los especialistas estudiaban la alimentación y heces de las ballenas; identificaban sus sonidos y cantos con instrumentos adecuados e imersos al agua, dado que las expresiones de las ballenas son diferentes entre sí. Nunca impusimos un criterio de lo que queríamos grabar, a nadie. Eso definió el estilo de la serie; con nuestras cámaras deseábamos ver a los investigadores libres y en acción. Resultó una especie de reality de los investigadores en acción. Así surgieron todas las historias”.

La apertura y respeto por recabar las voces de la comunidad, tanto de investigadores como de los pobladores de la región, expandió la narrativa de una serie que contiene un gran peso emotivo.

“Conocimos y registramos a una investigadora apasionada por la ballena azul (Diane Gendron del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas CICIMAR IPN), en su afán por protegerla y transmitir a los prestadores de servicios turísticos que debían difundir el máximo respeto hacia esta especie. Otra historia que deseo compartir es la de un investigador que confesó su hábito por consumir tortuga marina, desde niño, porque era parte de las tradiciones en Sinaloa, pero cuando vio a una tortuga viva por primera vez, reaccionó diciéndose a sí mismo que no volvería a comer ningún ejemplar. Entonces se volvió en su protector. Este salto de grabar de un laboratorio al campo, nos abrió la conciencia sobre el impacto social que tienen las investigaciones y la narrativa que cada una posee…”

Algunas historias que se retratan en la serie Expedicionarios, cuentan con anécdotas que los mismos investigadores no esperaban, lo que nos permite pensar en la vida intrínseca, intensa y tenaz, que un fenómeno es capaz de desatar. 

“Con una pieza de divulgación, suele suceder que se documenta el proceso de intervención, por ejemplo: si una tortuga resultó lesionada en su aleta, a causa de una red. Pero no llegamos al desenlace de la historia. Esto que voy a narrar sucedió en el área de recuperación del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional, CIIDIR Unidad Sinaloa. Después de tener en tratamiento de recuperación a una tortuga, entre ocho a nueve meses, los acompañamos al momento de liberación, con nuestras cámaras listas. Resulta que la tortuga, a la que bautizaron como Beto, no quería regresar al mar y volvía hacia los investigadores con los que estuvo conviviendo. Fue algo excepcional y verdaderamente emocionante. Nos hizo reflexionar sobre el impacto que deja esta labor de protección hacia las especies y toda la voluntad que se deposita en ella”.

En su labor permanente como divulgador de ciencia, tecnología y cultura ambiental, Ricardo Urbano sabe bien que no debe abusar de la información destinada para un espectador.

“Mi criterio considera la cantidad de información que poseo, por ejemplo: si es un sólo dato para un video, entre treinta segundos hasta un minuto será suficiente; si son testimoniales hasta tres minutos; si tengo demasiada información sobre un tema y puedo ilustrarlo a través de una o varias historias, lo llevo hasta un documental; si son varios temas relacionados, los divido en episodios vía una serie. Ahora bien, siempre es importante mostrar tu producto a alguien antes de publicarlo: estar atento y respetuoso de si mantuvo su atención, si lo entendió, si no sintió que faltara algo. Esta retroalimentación con el público es muy valiosa para generar un buen producto audiovisual».

La saturación de contenidos adquiere un rango particular ante la oferta que ahora llega a detonar la comunicación en la plataforma digital.

“Cuando un tema se vuelve viral, encontramos miles de productos que hablan de lo mismo, y caen un poco en el juego de la televisión, donde la información va delimitada; además, las versiones son diferentes y más que transmitir un tema claro y preciso, pueden llegar a confundir al público. Por otra parte, cuando vemos un video, las plataformas empiezan a saturarnos de contenidos similares, enrutando nuestro perfil hacia ciertos temas. La saturación de contenidos no informa, confunde y limita”.

Durante el 2020, Ricardo Urbano diseño la página web de Radio IPN, gestionó sus redes sociales, lo que redundó en el crecimiento de este medio. Actualmente colabora en la Coordinación de Imagen Institucional del IPN, en la producción gráfica de la Gaceta Politécnica, el diseño de materiales institucionales y la producción de videos. Dada esta experiencia, nos comparte los matices que aprecia entre los formatos audiovisuales, tipo televisión, y la radio.

“La radio también trasmite emociones, pero el reto es mucho mayor, porque la información sólo es percibida por los oídos; en un audiovisual vemos y escuchamos, es decir, usamos dos sentidos. En ambos casos es muy fácil distraernos. Para la radio, la descripción de escenas debe ir a detalle, con una combinación perfecta entre música, efectos, ritmo, guion y la voz del locutor. Ahora los llamados podcasts han logrado un gran éxito, cuando conjugan de manera acertada estos elementos y su temática es de interés para la audiencia. La televisión requiere mayor atención, no puedes limitarte a escuchar o ver, ambos deben crear una simbiosis que permita la comprensión del mensaje; por supuesto, entra en juego el equilibrio para lograr una integración de todos los elementos en un producto”.

En cuanto a las plataformas digitales, también distingue diferencias a tomar en cuenta para la construcción de un producto con contenido de divulgación.

“Considero que la desventaja de la televisión contra las plataformas es el contenido bajo demanda; en la televisión no hay opción para elegir, está limitada, y va dirigida a todo tipo de público; se consume sin mayor esfuerzo. En las plataformas podemos encontrar lo que buscamos; por lo general, la audiencia que consume productos de las plataformas tiene una libertad de elección, un ejemplo: quien ame a las tortugas, seguro buscará videos afines; por otra parte, existe aquel sector que vio tu video por casualidad. Ante esta oferta ilimitada, la competencia es muy amplia, pero al mismo tiempo el público también lo es”.

Por fortuna las plataformas digitales han ampliado la posibilidad para apreciar producciones de divulgación científica.

“En el caso de Netflix, YouTube e Instagram, me permiten buscar contenidos de mi interés, además de que casi no transmiten comerciales o los puedes evitar. En lo personal, y cuando se trata de acudir a las fuentes, trato de ir a los canales oficiales o que estén respaldados por un medio o una institución acreditada. Ahora podemos encontrar desde videos muy cortos hasta documentales. Los videos breves o shorts de ciencia pueden dejarnos un dato, detonar nuestro interés y llevarnos a la búsqueda de un contenido más profundo. El documental me parece un formato más atractivo, completo, confiable, con un cuidado en el manejo de las imágenes y el tratamiento de una o varias historias potentes; además expone distintos ángulos de un tema, así como testimonios diversos; en el mejor de los casos, genera conciencia, polémica, enojo, es decir, un cúmulo de emociones”.

Volviendo a la serie Expedicionarios y como colofón, su equipo logró el pedestal en diversos premios.

“La califico como una gran experiencia, una satisfacción que me dio la oportunidad de mostrarle al IPN lo que somos capaces de hacer, después de habernos permitido el manejo de su investigación. Con Expedicionarios logramos reconocimiento en la Muestra Internacional de Imágenes Científicas, el Festival Internacional Cervantino, el Festival Pantalla de Cristal con tres nominaciones —Mejor Investigación, Mejor fotografía de naturaleza y Mejor producto de divulgación científica—, primer lugar en el Festival Internacional Incorto, además obtuvimos el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de Divulgación Científica 2016”.

Concluyó este acercamiento al trabajo de Ricardo Urbano, con su mirada atenta del arte posmoderno y la arquitectura de Frank Lloyd Wright, con un autorretrato profesional que nos regala:          

“Me apasiona la naturaleza, la ciencia, los medios de comunicación y el trabajo en equipo”.

Súmate a la aventura de Expedicionarios de Ricardo Urbano, este es el mapa:

https://youtu.be/W3u15AoNVIQ?si=mtx0YfJOMIh9Lxne

https://youtu.be/hk5NT3GuCsQ?si=JpgNMQT4jqlHFOih

https://youtu.be/zQ7PkM0Kh_4?si=9XaiZlhxQorDIl1p

https://youtu.be/sQzNHEkuf3g?si=GMv7xiHzU9uwXrQx

https://youtu.be/5bs4Zi0TXRA?si=_BZ7mzzfoIjnTXoE

https://youtu.be/zkkb8CzM-LE?si=dmdhJ0QIpo8-Qj-g

FAMILIAS SON VÍCTIMAS DE DESALOJO EN MÉRIDA, YUCATÁN

Vídeo: Cortesía

por Elí Santos

Mérida, Yucatán.- Un total de 15 familias viven en la calle debido a que fueron desalojados y sus casas destruidas en la colonia San Idelfonso ubicada al poniente de la ciudad de Mérida, Yucatán víctimas de la mafia agraria e inmobiliaria que impera en el estado yucateco.

Los afectados explicaron que perdieron el patrimonio que por años construyeron, mediante un despojo y destrucción de viviendas que pasó por alto procesos judiciales y derechos humanos.

Fue alrededor de las 6:00 del lunes 16 de octubre del año en curso que el actuario Edgar Jesús Castillo Valencia llegó en compañía de más de 100 efectivos y una máquina retroexcavadora a la parcela ejidal 1247 de la referida colonia, para desalojar a la fuerza a hombres, mujeres y niños que llevan más de 10 años viviendo en dicho lugar.

Los afectados señalaron que son 15 familias que a través de una venta del terreno, por parte del comisariado ejidal de Chuburná, cuentan con la posesión legal y pacífica de sus predios, según consta en un acta del 30 de marzo de 1982, mediante la cual el ejidatario Alberto Pool Chuc vendió un terreno de 100 por 100 metros a Tito Ángel Sierra Ac y José Gualberto Sierra.

Comentaron que desde entonces, los habitantes de dicha zona hicieron pozos para sacar agua, lotificaron, abrieron calles, limpiaron terrenos y consiguieron el suministro de servicios como electricidad, agua e internet.

Agregaron que desde 1988, los compradores intentaron regularizar las tierras ante la Procuraduría Agraria, pero el entonces comisario ejidal se negó a ayudarlos, situación que ha permanecido hasta la actualidad, con el comisario Baltazar de los Reyes Ramos, quien en lugar de ofrecer apoyo, los ha presionado para que abandonen la zona.

Informaron que recibieron una notificación de desalojo, promovida por Fued Omar Melayes López, quien a través de un proceso judicial los amenazó con despojarlos de sus pertenencias si no se salían del lugar.

Sin embargo, detallaron que con base en la posesión legítima de las tierras de 1982 y la antigüedad de sus viviendas, las cuales contaban con cimientos, pisos, paredes y techos firmes, respondieron que no desalojarían el lugar.

Los vecinos del lugar dijeron que desde entonces comenzó el asedio por parte de Castillo Valencia, quien cada mes acudía al lugar a amenazarlos con sacarlos a la fuerza, si no accedían a retirarse del terreno de forma pacífica.

Por esta razón, el pasado 8 de agosto de 2023, Tito Sierra Ac, José Gualberto Sierra Balam, María Aké Kantún,Amando Euán Canché, Eliza Euan López, Manuel Medina Loría, María Sierra Balam, Olga María Sierra Balam, Francisco Cua Chan, Jazmín Espinosa Mosqueda, Luciere Romero Yam, Wilberth Alberto Balam Baas, Carlos Yam Rodríguez, María Ku Cauich y Yahaira Be Ku, promovieron una demanda de amparo ante el Juzgado Cuarto de Distrito, para evitar el desalojo y conseguir la titularidad de propiedad de las tierras.

La demanda promovida quedó asentada en el expediente 1223/2023, cuyo seguimiento para la presentación de pruebas y testimonios quedó programada para el próximo 23 de noviembre.

El desalojo

Promovido y utilizando la fuerza pública a su favor, la otra parte llegó el pasado lunes 16 de octubre del año en curso a despertar a las 15 familias con una desmedida presencia policiaca, cuyos elementos les dieron solamente una hora para sacar sus pertenencias y abandonar el lugar.

En el operativo, también detuvieron a cinco personas, cuatro hombres y una mujer, a quienes se llevaron a la cárcel pública por 36 horas, por pedir que se les enseñe una orden de desalojo que nunca fue presentada.

Sin ningún aviso previo, 15 viviendas, entre ellas una de dos pisos, fueron destruidas con ayuda de la maquinaria. Al día de hoy, en el lugar donde vivían solo yacen escombros y frente a sus casas, gracias a la ayuda de los vecinos, pertenencias como refrigeradores, cajoneras, lavadoras y hasta material de construcción, quedaron prácticamente en la calle.

L.os afectados exigieron justicia por la destrucción de su patrimonio, el cual debido al conflicto agrario, estaba construido en un predio que no le pertenece a uno ni al otro legalmente.

Mientras tanto, las 15 familias se encuentran en la calle, viviendo en los espacios que sus vecinos les brindan, durmiendo en el suelo con cobertores y almohadas.

En el lugar de los hechos, exigieron la intervención de las autoridades estatales para brindarles un refugio temporal, la solución a su problema y la reconstrucción de sus viviendas.

También advirtieron que acudirán ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (Codhey), a denunciar las violaciones por parte de la Policía Estatal de Yucatán y el DIF (cuyo personal amenazó con llevarse a los niños).

Ante la falta de solución a este conflicto los afectados solicitaron la intervención del presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador y de la Secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde.

Invitación a la exposición “De mujeres y otros relatos fantásticos”

  • La inauguración será el jueves 26  de octubre a las 19:00 horas en el Museo José Luis Cuevas (Academia #13, Centro Histórico de la Ciudad de México). Esa noche habrá un concierto a cargo de Roberto Aymes y su trío. La obra podrá visitarse en este recinto hasta el 5 de noviembre del 2023.
Fotos: Galería arte Contemporáneo SMA

por Elí Santos

Cuidad de México.- El Museo José Luis Cuevas, la Galería Arte Contemporáneo SMA y el Club Rotario Campos Elíseos invitan a esta muestra “De mujeres y otros relatos fantásticos” en la que participan 19 reconocidos artistas del arte contemporáneo en México y que será inaugurada el próximo jueves 26 de octubre a las 19 horas en el Museo Cuevas ubicado en la calle de Academia 13 en el centro histórico, corazón de la ciudad de México.

En la muestra veremos obra de Eduardo Beristáin, Jordi Boldó, Alberto Castro Leñero, Alonso Chimal, EH?¿, José García Ocejo, Manuela Generali, Claudia Huizar, Luis Granda, Magali Lara, Lifer, Rubén Maya, Flor Minor, Héctor Ornelas, Marisela Peguero, Nunik Sauret, Luciano Spanó, Esmeralda Torres y Theriuss Allan Zaragoza, todos creadores de primera línea que han destacado por sus propuestas estéticas desde los años 60 hasta la actualidad en el arte contemporáneo de México. La noche de la inauguración se contará con un concierto a cargo del jazzista Roberto Aymes y su trío.

Las obras son una mirada abierta y multidisciplinaria sobre el tema de la mujer y otros corpus -realistas, místicos, míticos- partiendo, en ocasiones, de la filosofía, la literatura o la vasta  historia del arte, y forman parte sustantiva del acervo de la Galería Arte Contemporáneo SMA (San Miguel de Allende). Los relatos de los artistas permiten entrecruzar la figura femenina con una narrativa fantástica. De ahí que la muestra lleva a un primer plano a las mujeres como motivos de belleza, de fortaleza, de transgresión, pero también como fuente directa de relatos fantásticos.

Alberto Castro Leñero, óleo sobre tela

La muestra es también una ocasión para que la filantropía y el arte se una con un grupo de artistas representados por esta Galería, que han decidido donar una de sus obras para contribuir a la campaña de recaudación 2023-2024 del Club Rotario Campos Elíseos-México; recursos que servirán para continuar con los programas de trabajo que este Club realiza con comunidades vulnerables.

En el catálogo de presentación Héctor Gómez, director general de la Galería Arte Contemporáneo SMA, advierte sobre esta exposición: «“De mujeres y otros relatos fantásticos” es el resultado del gusto por el arte visual y de todas sus disciplinas, de sus creadores, sus simbolismos, propuestas, formatos, tamaños, el olor del óleo, de los procesos de modelado y fundición y no menos importante, del interés por conformar un acervo artístico que se distingue por un sentido profundo en sus contenidos y evidenciara las identidades propias de cada artista. A través de varios lustros se fueron incorporando obras modernas y contemporáneas mediante adquisiciones y encargos -entendidas como producciones de la galería con los artistas- en las que podemos apreciar un culto a la creación del arte y su estrecha relación con el conocimiento, la reflexión y el oficio (…) no son trabajos anecdóticos o catárticos sino grandes composiciones de artistas nacionales y extranjeros que viven y trabajan en nuestro país».

Este galerista coincide con lo que el historiador de arte Víctor Stoichita afirma en su libro Cómo saborear un cuadro: el placer de una obra aumenta con el conocimiento del contexto de su creación. Y retoma las palabras del escritor y coleccionista de arte Javier Lumbreras en que la cuestión de coleccionar arte “va más allá de un asunto de dinero, es una combinación entre saber y pasión”.

En su texto añade «La intención de mostrar una parte sustantiva del acervo de la Galería Arte Contemporáneo SMA, a través de la exposición “De mujeres y otros relatos fantásticos” se trata, por principio, de una invitación al público a que mire detenidamente las obras expuestas que muchas de ellas, a pesar de su calidad, no son tan conocidas (…) las diversas salas del Museo José Luis Cuevas, ubicado en el centro histórico de la ciudad de México en lo que fue parte del Convento de Santa Inés, nos brinda la posibilidad de descorrer las relaciones entre las miradas abiertas y multidisciplinarias sobre el tema de la mujer con otros contenidos adaptados -realistas, místicos, míticos- a partir de la filosofía, la literatura, la historia del arte, de expresiones culturales, de gustos personales, de entornos sociales, entre otros, gracias al trabajo artístico de diecinueve artistas». Y cita al ensayista alemán Walter Benjamín “La fascinación más profunda del coleccionista consiste en encerrar el objeto individual en un círculo mágico. congelándose éste mientras le atraviesa un último escalofrío (el escalofrío de ser adquirido)”.

Manuela Generali, Galería III óleo sobre tela

Por su parte Rafael Antonio Castro Hernández, Presidente en turno del Club Rotario Campos Elíseos destaca el eslogan actual de la comunidad rotaria en el mundo “Crea esperanza para el mundo” para referirse a esta exposición. De esta manera, agrega, Rotary está contribuyendo a crear ese sentido de esperanza que tanto se necesita para el mundo, con las Bellas Artes. “En cualquiera que sea su expresión, en el arte, siempre habremos de encontrar un trasfondo de conocimiento, de reflexión, de diálogo, de diferencias, pero también de coincidencias. Confiamos en que las obras de la muestra “De mujeres y otros relatos fantásticos” muevan el sentido filantrópico que todos llevamos dentro, que las aceptemos como pruebas y testimonios del hombre por crear y vivir en un mundo con esperanza».

En su texto de presentación apunta que “De mujeres y otros relatos fantásticos” es una oportunidad en la que la filantropía y el arte plástico se vuelven a reunir, ahora en el marco del Museo José Luis Cuevas, con la generosidad de un grupo de artistas que representa la Galería Arte Contemporáneo SMA y la donación de una de sus obras para contribuir a la campaña de recaudación 2023-2024 del Club Rotario Campos Elíseos-México. «Recursos que servirán para dar continuidad a los programas de trabajo en los que nuestro club rotario ha venido trabajando y ayudando a la comunidad en situación vulnerable».

En el catálogo el crítico Erik Castillo, destaca al corpus (cuerpo) como hilo conductor de la muestra “El sentido global del imaginario visible en la colección de arte que se presenta tiene que ver, precisamente, con el cuerpo, la corporeidad, en tanto sistema complejo con funcionamiento orgánico. El “corazón” de la propuesta expositiva consiste, por lo demás, en una proposición plural de relatos comunicantes a propósito de la identidad del cuerpo (…) ninguno tiene primacía sobre el resto: la curaduría ofrece una constelación creativa horizontal».

EH Lazarus -Black Staqr, de la serie Sacudida violenta del alma, óleo sobre tela

Por su parte, la crítica de arte, Sylvia Navarrete advierte «Los títulos de las exposiciones no son inocentes. “De mujeres y otros relatos fantásticos”, el que eligió la Galería de Arte Contemporáneo de San Miguel de Allende para su presentación en el Museo José Luis Cuevas, amalgama dos registros: el del habla cotidiana que enfatiza el asombro ante lo descomunal, y un uso más especializado del léxico que vincula lo fantástico a un modo de expresión en la literatura y en las artes (…) Mediante la selección de 19 artistas de trayectoria variable ofrece un repertorio ecléctico de la gama de opciones que ha adoptado la plástica mexicana apegada a códigos tradicionales durante las décadas más recientes. Esta exposición nos recuerda que toda colección es un organismo vivo».

El catálogo preparado para “De mujeres y otros relatos fantásticos” cuenta también con textos  Carlos Blas Galindo, Arturo Joel Padilla y Gabriel Santander en el que aportan sus ideas, conocimientos, reflexiones, y conceptos en torno a esta exposición que se inaugura jueves 26 de octubre a las 19 horas en el Museo José Luis Cuevas, y que podrá visitarse hasta el 5 de noviembre del 2023 en Academia número 13 en el centro histórico de la CDMX.

Una artista en el manejo del dato duro

Fotos: Dulce García

por Alejandro Alonso

Hace ya una década tuve la oportunidad de conocer a Dulce García (CDMX, 1983), cuando ambos formamos parte del Taller de Periodismo Científico Ealy Ortiz que organizaba una fundación amparada por el diario El Universal. Esto fue en la ciudad de Mérida, Yucatán; en aquel entonces, coincidimos en múltiples intereses, por supuesto, por delante estaba la divulgación de la ciencia, la tecnología y la educación. En lo personal, me encontraba en la consolidación de mi firma enfocada a la temática ya señalada, Concordia Mundo. El destino favoreció para que, en muy corto plazo, tuviera la fortuna de que Dulce García aceptará participar en uno de los tantos proyectos que Concordia tiene en su currícula.

De Dulce García siempre me llamó la atención su nervio a flor de piel, sus ojos enormes y expresivos —pudo haber sido actriz en un filme expresionista—, su atinada delgadez que a simple vista permitía pensar en una fragilidad, aunque esos huesos y esa carne tenían la solidez de un roble. Pero al margen de su retrato físico, me quedó grabado su olfato por el fenómeno científico, su deseo por indagar en la consistencia de lo que se llama el dato duro.   

“Siempre me interesé en los temas científicos, desde que era una niña. Me llamaba mucho la atención, por ejemplo, el espacio y sus planetas: las estrellas, ¡el sol!, cómo era que los astronautas llegaban al espacio. También la vegetación, el clima, los insectos (especialmente las arañas, siempre me fascinaron); me decía ¿por qué hay tantos y de tantas formas, colores y tamaños? El cuerpo humano no escapaba de mi atención. Recuerdo una anécdota: cuando andaba entre seis y siete años, tuve un accidente en casa; me lesioné la cabeza, y tuvieron que llevarme al servicio médico para que me suturaran. Al momento que el doctor me limpiaba y cocía la herida, exclamaba a mi madre: “¡mire a su hija, no llora!” En ese momento pensaba: “la herida está en la frente; no sé muy bien dónde están los conductos de las lágrimas, pero si ahorita lloro, si hago que salgan lágrimas, a lo mejor se me van a salir por la herida y me va a tener que volver a limpiar el doctor.” También estaba dale y dale con esta idea: “Cuando lloro siento que la cabeza se me hincha; entonces… a lo mejor lo que se me hincha es el cerebro, y si ahorita tengo abierto ahí y se hincha el cerebro, se va a desparramar”.

Reza el dicho que “la curiosidad mató al gato”, pero en el caso de Dulce García la ha dejado vivir a plenitud. Con el paso de los años definió su olfato innato hacia la vocación que ahora le ha ganado el reconocimiento nacional.

“Quería ser bióloga y especializarme en aracnología. Eso no se concretó porque, al mismo tiempo, me llamaron la atención las ciencias sociales, las humanidades y el arte, pero permaneció mi inquietud por la biología. No soy científica, claro, pero cuando me acerco a un tema científico lo hago para transmitirlo sin temor.

“Siempre me interesé en los temas científicos, desde que era una niña. Me llamaba mucho la atención, por ejemplo, el espacio y sus planetas: las estrellas, ¡el sol!, cómo era que los astronautas llegaban al espacio. También la vegetación, el clima, los insectos (especialmente las arañas, siempre me fascinaron); me decía ¿por qué hay tantos y de tantas formas, colores y tamaños? El cuerpo humano no escapaba de mi atención».

Dulce García

Después de cursar la Licenciatura en Letras Clásicas, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, prueba suerte laboral en la radio.

“Empecé a divulgar ciencia en Radio UNAM. Desde que llegué tuve la oportunidad de escribir sobre ciencia y no la solté. El primer reto fue quitarme el miedo de tratar temas complejos; me esmeré por leer e informarme, por familiarizarme con el conocimiento. Quería preguntar sobre todo y acercarme a los académicos, a los científicos, de la manera más, ¡vaya!, más pueril, más inocente posible. Siempre con mucha responsabilidad de la información que me compartían. El segundo reto fue la búsqueda de temas, así como el ejercicio para que estos fueran atractivos al escucha. Me auxilié del arte y la literatura. Quería hacer notar al público que la ciencia está en la vida de todos, en cada momento, y que nosotros mismos somos ciencia”.

Con pasión y rigor, le dio peso a su firma en cada producto radiofónico; el reconocimiento llegó por la puerta grande: el Premio Nacional de Periodismo por Divulgación Científica, que otorga el Club de Periodistas de México A. C., 2013, y  el Premio Nacional e Internacional de Periodismo por Divulgación Radiofónica Cultural, 2015, por la misma institución.

“El primer Premio fue por un reportaje radiofónico sobre cuestiones ambientales y sus repercusiones médicas, en el contexto ambiental de Yucatán. Aproveché la estancia que tuve en Mérida, gracias a un taller de periodismo científico. Realicé una serie de entrevistas y utilicé un lenguaje bastante general. Con el nombre de Ciencia en la Vida Cotidiana, se transmitieron cinco cápsulas, de cinco minutos cada una, por Radio UNAM. Lo valoraba como un trabajo sencillo, porque así fue mi perspectiva al trabajarlo. El reconocimiento apuntaló mi gusto por la divulgación científica, y la intención personal por tratar a la ciencia desde una perspectiva humana.

En esta misma estación radiofónica, busqué la oportunidad para invitar a un especialista para que nos hablara, de una manera más amplia, sobre el tema de su dominio, y a que nos enseñara de qué manera éste repercute en nuestra vida cotidiana. Pensaba incluso en el tratamiento de términos que pudieran parecer muy ajenos al público —como epigenética—. Entonces, al hablar de un concepto y cómo repercute en el día a día (en este caso por diabetes y obesidad), planteaba la posibilidad de una mayor cercanía entre la ciencia y el público. Me he centrado en este reto, de un manejo de la información que logra capturar la atención del público, incluso de aquel que anda cambiando de estación en estación”.

Con este interés por lograr un equilibro entre la seriedad de la información y un tratamiento lúdico, logra el camino hacia secciones con su sello particular.

“En un inicio se llamaba Dulce con Ciencia (por mí nombre) y ahora es Ciencia Real (porque hago referencia a mi nombre artístico que es Dulce Real y aludo al enfoque de la ciencia y la realidad). Me brindaron un espacio; en algún momento hablamos de los quesos, por citar un ejemplo, del proceso científico para lograr el producto, la fermentación, el aroma y sabor. La apuesta era que el planteamiento de cada tema permitiera una intersección entre lo social, lo científico y lo práctico.”

Con las premisas de certeza, confiabilidad y accesibilidad que debe seguir el periodismo de ciencia, incursiona en el formato audiovisual.

“En medios audiovisuales empecé con una serie de divulgación científica para Canal 22, enfocada a niños, Órale con la Ciencia. Me sumé al equipo como investigadora de cada contenido; también tenía que participar en cuestiones de postproducción y revisión del material. Existe este dilema para quien comunica ciencia: ¿Cómo haces para que los niños se interesen en la ciencia, más allá de pensar que les debes hablar con un lenguaje muy sencillo? Entonces me situaba en la parte fantástica de la ciencia, desde la perspectiva de descubrir que la ciencia está en todo y que bajo esta óptica el mundo se mira increíble; es decir, a través de la mirada de la ciencia descubrimos o nos encontramos con un mundo microscópico y en un megamundo. La experiencia me dejo claro que el principio es manejar de manera certera la verdad; además de ser concisa, de ir al grano, se tiene que demostrar la imagen precisa, pero lo principal es decirles la verdad de lo que está pasando con la ciencia”.

De la cápsula para formato intercorte, el siguiente paso fue el documental con valor cinematográfico.

“Me integré a un equipo de trabajo independiente que estaba enfocado para elaborar una pieza sobre un antídoto contra la picadura del alacrán, a partir de anticuerpos humanos. Se tituló Ponzoña, con transmisión a nivel nacional y con una versión radiofónica. De igual manera me apliqué en la investigación de contenidos y un poco de postproducción. Nos fuimos a hacer investigación de campo; entrevistamos a los investigadores en el área de recolecta de los alacranes; documenté todo el proceso desde el campo hasta el laboratorio; por supuesto, cómo es que se obtiene el veneno sin lastimar al animal, cómo es que se está haciendo toda una catalogación de las especies de alacranes, de los tipos de venenos, y luego toda la secuenciación que se realiza del veneno y sus componentes. Un mensaje principal del trabajo fue que los alacranes forman parte del equilibrio del planeta y no hay porque lastimarlos, sino que hay que aprender a convivir con ellos”.

La experiencia más reciente de Dulce García en el terreno audiovisual, es para Canal 11 y en el formato de revista.

“Trabajé en el arranque de una serie de divulgación científica para el Instituto Politécnico Nacional, Huélum, en la que se muestra el quehacer en investigación que se realiza en esta casa de estudios, con un fuerte enfoque hacia la tecnología. Muy acorde con el perfil práctico que se lleva a cabo en el Politécnico, me sentía a tono con mostrar el fin último de una investigación científica. Me asignaban temas que se antojaban difíciles para un espectador, por ejemplo: Observación de Velocimetría de Partículas; la primer interrogante era: “¿cómo nos va a interesar eso?, ¿de qué me sirve la Velocimetría de Partículas?, pero si vamos al meollo de que su apuesta es para que un refrigerador llevé el aire frío a todos los rincones de su interior, lo que evitará que se echen a perder los alimentos, la duda o apatía se convierte en interés. Es la dimensión que cada investigación científica te permite conocer; después adaptas ese conocimiento y contexto a tu estilo”.

Un manejo equívoco o erróneo de la información, sólo conduce al autoengaño.

“Cuando tú le das una información de dudosa procedencia o que sencillamente no es verdadera, el público va a mostrarte su duda; tenemos que ser muy responsables a la hora de exponer una información confiable; creo que es uno de los principales fundamentos para hacer divulgación científica. Para mi es esencial aprender a preguntarle al investigador que estás entrevistando; preguntarle al libro que lees, al documental que observas; cuestionarte con tu colega de divulgación científica; hacerlo con el público, familiares y amigos, si entendieron y creyeron en la información. Si creen en la información y no la entienden bien, ahí hay cosas que revisar; si te entienden la manera en la que se los explicaste, pero no te creen la información, pues ahí hay que retomar la información para mostrar seriedad, aunque estés popularizando las cosas”.

Previo al planteamiento de Dulce García, existe un trabajo de investigación a conciencia.

“El primer principio sería una delimitación acertada del tema, con el consenso del investigador. Un segundo principio es que, en la medida de lo posible, este tema sea breve, conciso, lo que favorecerá su comprensión tanto de quien escribe como del público. El tercer principio es lo que he estado subrayando, que el tema proporcione información verdadera, misma que propiciará una confianza en el espectador. Otro punto importante es que el tema tenga una empatía con quien escribe, es decir, que no te resulte ajeno o indiferente en ningún momento; en esto último considero válido el auxilio de herramientas literarias, históricas o lingüísticas, para que el tema tenga más impacto en el público. Considero que, al final, todas las disciplinas de las artes y humanidades terminan siendo ciencia”.

El respeto por la otredad, principio fundamental.

“Es el eje de mi trabajo de investigación y divulgación científica: respetar y agradecer al público. No comparto esa postura de `tenemos que bajar el lenguaje científico para que lo entienda todo el mundo´; me parece muy clasista y pretencioso. No creo que el público esté debajo de nadie, como para asumir que debo bajarle al lenguaje. La manera como expongo un tema no es `para que el público me entienda´, es para que yo logre explicarme mejor y a ellos les quede claro, por más difícil que sea o parezca”.

Del dato duro, aquel que procede de la investigación acreditada, a la narrativa.

“En una producción audiovisual, uno de los principales objetivos de los datos duros es impactar al espectador, es decir, que la gente se dé cuenta, por ejemplo, de cuáles son los niveles de contaminantes que hay en el aire y que diariamente respiramos, con un nivel de afección. Hay productores o editores que te piden, en mayor o menor medida, el uso de datos duros. Cuando me lo exigen, una de mis estrategias es involucrar al individuo (un protagonista anónimo) como parte fundamental de ese dato duro. Ya en la narrativa puede que sea el formato convencional de noticia o reportaje, incluso documental, o darle el enfoque de historia, crónica, hasta leyenda. Si tú le expones al público una lista con datos duros, o si insertas una gráfica, pues la ve en el momento, pero es un recurso que suele caer en el olvido. En los formatos actuales, las animaciones ayudan mucho para que el espectador dimensione y se quede con los datos duros.

Ahora estoy en la búsqueda de encontrar nuevas estrategias; en el caso de la radio, por ejemplo, trabajo con el radioteatro, ahí aplico el dato duro en el diálogo entre personajes; la ficción me permite un mayor crédito de realidad con el espectador”.

En la divulgación de contenidos científicos existe una máxima: no saturar de datos duros a un contenido, y mucho menos extrapolarlo hacia un perfil tendencioso.

“Durante la pandemia tuve una experiencia significativa como titular de la sección de divulgación científica del noticiero Prisma RU, de Radio UNAM. Dada la emergencia sanitaria, debíamos manejar la información a partir de datos duros confiables —por ejemplo, cuántos enfermos había, cuántos se iban curando y cuántos no, y cuántas vacunas iban saliendo, cuántas estaban sirviendo, en cuántas personas se habían hecho pruebas—. No quería caer en el enfoque amarillista de otros medios, entonces insertaba un dato duro fuerte, y lo contrastaba con un dato duro esperanzador. La respuesta del público fue positiva. Eso me dio orgullo porque respeté a mi público y me respeté a mí misma. Pienso que el informar de manera responsable es una labor fundamental para contrarrestar los efectos de una emergencia tan fuerte, como la que vivimos con la pandemia de COVID 19”.

En el 2017, recibe la Beca en Producción Periodística del International Center for Journalist en alianza con CONNECTAS, para la producción del reportaje especial Huérfanos Olvidados del Narco. Si bien su figura profesional está acreditada para la labor de investigación y guionismo en medios audiovisuales, su empeño cabal está con la radio.

“El fenómeno de la pandemia reciente dejó una lección a los medios de comunicación. Ante las grandes cantidades de información que se estaban compartiendo en las redes y que resultaba hasta contradictoria, generaba más confianza lo que proporcionaba la radio. El comunicado sobre esto lo dio la ONU en el día mundial de la Radio”.

En la llamada era de los contenidos, el manejo oportuno y acreditado de la información es una necesidad que demanda la sociedad.

“La responsabilidad sobre el manejo de la información siempre tiene que estar presente. La elección de un tema de interés para la sociedad, debe dejar fuera la mentira, el sensacionalismo o el morbo. El público es muy diverso, no porque uno haga divulgación científica se debe asimilar la información tal y como la piensas; entonces, la responsabilidad a la hora de divulgar la ciencia exige: información clara, precisa, profunda y confiable. Para lograrlo, hay que conocer bien de lo que se habla. Detrás de esto queda la investigación, más el apoyo en fuentes confiables y acreditadas. Las dudas que uno tenga deben quedar despejadas, nunca compartirse al espectador. Entonces, la responsabilidad sobre el manejo de los contenidos es uno de los ejes principales en la divulgación científica. La responsabilidad se traduce en la confianza que le generamos a quien atiende, al receptor. Otro punto muy importante: al logralo le doy seguridad al investigador que me confío su información. Eso es fundamental”.

El testimonio directo, un aliado fenomenal.

“El apoyo que te da un académico, investigador o especialista, es enorme para lograr el tema que estás manejando, incluso cuando lo propones a tu fuente. Es un eje de información primordial que fortalece tu investigación con los textos. Es quien mejor te puede aclarar las dudas, ya sea de un término, hipótesis o de los propios cuestionamientos implícitos en la investigación. ¡Los científicos te abren los ojos de una manera sorprendente!

En cuanto al manejo de testimonios de la ciudadanía, quisiera confiarles esta experiencia: conocí a una chica muy joven que enfermó de cáncer. Debía entrevistarla para un reportaje amplio. Cuando se logró el contacto, ella me confió que suele hablarse de cáncer y su asociación inmediata con la muerte. Me afirmaba que este binomio no es ley, que el cáncer es una enfermedad y hay que aprender a estar con ella, con el consiguiente cambio en los hábitos de vida, mismos que no implican la muerte. El valor de este testimonio le dio un sentido inesperado al reportaje. Queda como ejemplo de las ventajas que nos brinda el tener fuentes directas”.

El dato duro en voz de los expertos, estrategia que le vale puntos para obtener el Premio Nacional de Periodismo, 2013.

“Justo en este trabajo orienté la información dura en el testimonio de los académicos, también los términos técnicos. El punto de equilibrio narrativo fue un manejo de contexto de la región de Yucatán; también aproveché estadísticas del gobierno. Una vez que me fui adentrando en el tema científico y de que asumí su grado de dificultad, logré desarrollar la creatividad. Sucede que cuando vas conociendo más de ciencia, te familiarizas con el tema y la manera como lo desarrollan los investigadores, logras entrar en empatía con su propio lenguaje. En un inicio cuesta trabajo, pero después desarrollas tus propias herramientas. Aquí es válido el horizonte de las artes para fortalecer el estilo propio de una narrativa de periodismo de ciencia, en medios audiovisuales”.

Actualmente, Dulce García cursa una doble licenciatura —de Actuación en la Escuela Nacional de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes—. Así combina su quehacer profesional como divulgadora de ciencia más el horizonte que le proporciona la estética. El mejor refrendo es la consigna que nos comparte.

“Yo sí creo que el arte, como lo ha hecho la ciencia, puede cambiar al mundo. Recomiendo nutrirnos de las artes: los artistas tienen mucho de científicos y su lenguaje es otro, pero describen las mismas situaciones del mundo, y eso nos da nuevas herramientas para poder detallar con mayor precisión, inclusive, los fenómenos y sucesos de la naturaleza y el universo”.

Conoce a fondo el trabajo de Dulce García y colabora con ella para lograr un mundo perfectamente informado.

https://www.radiopodcast.unam.mx/podcast

https://fb.watch/nxT-KngFMR/?mibextid=2Rb1fB

https://www.radiopodcast.unam.mx/podcast/audio/13858

Un rayo de historia en la pradera

por Alejandro Alonso

Un rayo en la pradera, fe y guerra en el Tíbet, Grupo Rodrigo Porrúa segunda edición, 2017, México, es una novela de corte circular dado que se muerde la cola como un Uroboros, es decir, concluye en las circunstancias como comenzó.

Se trata de una ficción de corte histórico que nos remonta a un dramático periodo de transición, a mediados de la centuria pasada, cuando el antiguo Tíbet es invadido por el gobierno comunista de la República Popular China. La responsable de este viaje en el tiempo es la autora Silvia González (Chihuahua, 1966), con Maestría en Humanidades por el Tecnológico de Monterrey campus Chihuahua, y doce libros publicados que van del cuento infantil hasta la poesía.

“Un rayo en la pradera es una novela histórica, situada en 1949, ahí comienza y trata de la invasión de China al Tíbet budista. Tíbet era un país cien por ciento budista. Y pensaba que tenía que contarse todo esto en el mundo actual; los budistas y los lectores teníamos que saber cómo el antiguo Tíbet  fue invadido y violentado, sobre todo, cuando no tenía ejército a causa de su organización y postura religiosa”.

La novela demuestra una habilidad narrativa para transpolar tiempos de acuerdo a los personajes y las circunstancias. Ciertamente la historia transcurre, de capítulo a capítulo, desde la vida monacal que llevan los monjes budistas en sus santuarios principales, hasta la alianza que el Tíbet establece con Bután, país vecino. Pero no sólo se trata de los acontecimientos que ya forman parte de la enciclopedia universal, y en particular del Oriente. A partir del trazo del devenir dialéctico, somos partícipes del allanamiento que se aplica a una filosofía milenaria: el budismo.

La autora expone como se contraponen dos visiones hegemónicas en sí mismas: el budismo y el comunismo.

“El budismo es una religión científica porque estudia la mente; para los monjes budistas todo es mente, la alegría es mente, la tristeza es mente, la depresión es mente, el amor es mente, tú y yo somos mente, sin mente no existimos, no podemos percibirnos, ni reconocernos, ni apreciarnos, ni amarnos. Pero también estudian la energía positiva y negativa, para ellos todo acto deja una semilla kármica que puede o no germinar dependiendo de las situaciones. Cuando supe todo esto quise contarlo”.

La necesidad por plantear este horizonte filosófico, viene por un franco deseo de introspección, mismo que queda más que evidente en el volumen.

“Todo comenzó con una crisis de fe, no entendía el sentido de la vida y me preguntaba cuál es la razón de existir de nosotros, los seres humanos, si, finalmente, nos desvaneceremos en la nada. De tanto buscar respuestas apareció por ahí la filosofía budista y me dio unos argumentos tan simples que me hicieron clic. Entonces, una cosa me llevó a otra: estudiando el budismo, conocí la tragedia del pueblo tibetano, ese país asiático, perdido entre los Himalayas”. 

Lectora disciplinada y con el rigor de la investigación en mente, tanto el interés como el deseo de un equilibro espiritual personal, propiciaron el acopio de lecturas, incluso la comprensión del idioma.

“Aprendí un poco de tibetano y fui practicante de la filosofía budista durante muchos años. Quise que lo que escribiera tuviera un sostén real sobre la tragedia del Tíbet, que coincidieran las fechas con los eventos importantes de la novela y, sobre todo, con la vida doméstica de los habitantes. Claro, me tuve que documentar terriblemente. Los pocos libros que había me los leí; estamos hablando de hace poco más de diez años cuando empecé a escribirla, todavía no había tanta información en la Red…”

El dato duro de la fuente histórica primaria se traslada a una descripción desenvuelta y minuciosa de un entorno regional; también paladeamos de los hábitos alimenticios de los tibetanos, su vestimenta y el inevitable protocolo ritual. Es decir, ahonda en los usos y costumbres.

“Y así es como va narrada la trama: aprovecho para contar toda la historia doméstica, cómo viven en los monasterios, cómo reclutan a estos niños que son los lama reencarnados…”

“Todo comenzó con una crisis de fe, no entendía el sentido de la vida y me preguntaba cuál es la razón de existir de nosotros, los seres humanos, si, finalmente, nos desvaneceremos en la nada. De tanto buscar respuestas apareció por ahí la filosofía budista y me dio unos argumentos tan simples que me hicieron clic. Entonces, una cosa me llevó a otra: estudiando el budismo, conocí la tragedia del pueblo tibetano, ese país asiático, perdido entre los Himalayas”. 

Silvia González

Justo la vida monacal es un escenario que domina al cuerpo del volumen. En este ámbito, los protagonistas rompen las vedas, principalmente la veleidosa Shakya Lhamo La. Quizá, tal afán de rebeldía es una proyección autobiográfica de la propia autora, más cuando la mencionada protagonista toma la maña de urgar en los libros proscritos dentro del monasterio.

“La prohibición y la literatura fueron sentimientos iguales en mi infancia. Leer significaba violar el baúl de libros de un tío solterón que los mantenía bajo llave, mientras mi hermana pequeña, con la promesa de un dulce, vigilaba y me avisaba si ya venía llegando. Añado a esto mi exagerada sensibilidad emocional, siempre estoy analizando el odio, el amor, la angustia de vivir, creo que la primera materia que debe aprobar un escritor es la psicología. Me considero una persona enferma de emociones que aprendió a manejarlas y soltarlas escribiendo”.

Entonces tenemos un planteamiento narrativo que contiene carga histórica y filosofía budista. A esto se añade un conflicto sentimental y amoroso entre sus protagonistas.

“Tenía dos objetivos principales, contar la vida doméstica de los monjes y sus monasterios en Lhasa, la capital de Tíbet, y explicar el conflicto chino tibetano, luego, como toda novela, aderezarla con una historia de amor. Shakya, la chica de ojos rasgados y cutis esmaltado como porcelana china, Dusum el monje de la mente portentosa, y Samye, el manso, se dieron vida a sí mismos”.

Un rayo en la pradera cuenta con tres personajes coprotagonistas, cuyas vidas se nos comparten desde la niñez hacia la primera juventud.

“En un primer plano comienza con una inmolación a lo bonzo, hecha por Samye, uno de los monjes budistas, protagonista que, en pleno exilio y desesperado de ver a su amada abrazada de otro, decide inmolarse. Luego hay un brinco en el tiempo, hacia el momento en que Samye es pequeño y vive con su familia. Un grupo de monjes lo descubre y lo declaran como la reencarnación de un lama muy avanzado en espiritualidad. En consecuencia, lo trasladan a la edad de seis años al monasterio más importante de Tíbet, el Palacio del Potala, para ser educado en el budismo. Nunca vuelve a ver a su familia”.

A Samye se le unen Dusum y Shakya Lhamo La. A cada uno le corresponde un trazo psicológico preciso que ahonda en sus apegos y desapegos espirituales. El carácter descriptivo también logra retratos muy visuales de sus distinciones físicas.  

“Al mismo monasterio llega Dusum, viene de una tribu nómada y se recita las escrituras budistas sin saber leer ni escribir. Shakya Lhamo La, la chica bella de la historia, es hija del hombre más rico de la ciudad de Lhasa, capital de Tibet, y es enviada al monasterio por maldad de su madrastra. Juntos crecen y ven cómo son invadidos por los chinos comunistas. Entre la trama se explica el problema político entre China y el Tíbet”.

La autora reitera la razón del título en varios pasajes del volumen, Un rayo en la pradera se debe al arrobamiento que un ser vive en su primer revelación de amor.

“Quise escribir una novela donde todos estos elementos —los monasterios, la invasión, el amor, y tantas cosas raras de este mundo tibetano— danzarán y entretuvieran a un lector”.

Si uno consulta fuentes secundarias en torno al drama histórico que nos plantea la maestra Silvia González, tenemos que, de acuerdo a la versión oficial de China, lo ocurrido en el Tíbet no se califica como una invasión.

“Tíbet era un país donde la población total profesaba la religión budista y no tenía ejército por razones de paz espiritual, además, el peor trabajo era ser soldado y matar a otro ser vivo, así que al principio nadie mató a nadie, pero todo se complicó. Los chinos prohibieron la religión, fusilaron muchos monjes y destruyeron 600 monasterios”.

Lo cierto es que la presencia de China en el Tíbet, provoca un éxodo irremediable.

“Esto obligó a los lamas budistas a salir de su región y a dar a conocer sus teorías sobre la mente. Llegan a las universidades de Europa, Alemania e Inglaterra, por ejemplo; entonces sus conocimientos quedan en los libros y van pasando a todos nosotros. Ahora su filosofía de la meditación, del conocimiento de la mente, tiene su merecido lugar en la cultura del mundo”.

Un rayo en la pradera es un bocado literario apetitoso para adentrarnos en una historia que pareciera tan distante. Fiel a su compromiso con esta cultura, la autora nos regala información anexa para quienes deseen conocer más de la historia del Siglo XX.

“Al final del libro viene un glosario que detalla las palabras en tibetano. También describo ahí qué es el budismo, cómo reencarnan los lamas, las ironías de un pueblo pacífico que creyó que los rezos protegen de las balas y el beneficio que tuvo el mundo con esa invasión”.

Un rayo en la pradera, fe y guerra en el Tíbet está a la venta en Amazon. 

Biografía del autor: Alejandro Alonso Aguirre es un destacado escritor mexicano, egresado de la Universidad del Claustro de Sor Juana, premio nacional de periodismo en diversas emisiones y narrador audiovisual. Además, es Director de Concordia Mundo, empresa dedicada al diseño de estrategias educativas y de divulgación científica.

Por la ruta de nuestra historia

Fotos: Ricardo Sheffield

por Alejandro Alonso

La historia como un devenir siempre trae una causa, el suceso y sus consecuencias. Hay quienes encuentran un laberinto más que seductor en los acontecimientos del pasado, y se funden en ellos; otros dimensionan el futuro a partir de la gran Torre de Babel que significa el transcurso de la humanidad por el mundo. A cada momento histórico le corresponde su protagonista, aquel o aquella que actúa a favor o en contra; también quienes son testigos secundarios de los hechos.

Gracias a la pluma del doctor Ricardo Sheffield (originario de León, Guanajuato, 1966) nos remontamos hasta las primeras décadas del siglo XIX, cuando en la Nueva España se dejaron oír las voces que después se convertirían en un grito de emancipación del imperio de España. Pieza clave de una gesta de la que procede la identidad nacional de México, el cura Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811) es la figura clave del volumen titulado La ruta de Hidalgo, 7 reglas para gobernar y transformar, Editorial Porrúa, 2022.

Se trata de un volumen de carácter histórico cuyo trazo fue madurando décadas atrás, en palabras del autor.

«Empecé a escribir este libro hace exactamente treinta y nueve años; el 13 de septiembre de 1983. Tenía entonces diecisiete años«.

Anterior al volumen que nos ocupa, Ricardo Sheffield publica Del desamor al amor, la relación de México y el CIADI, Editorial Porrúa 2021, enfocado a un organismo internacional que asunta controversias relativas a inversiones internacionales. Si éste se circunscribe en el ámbito del Derecho, del que el autor es una autoridad, el volumen en cuestión plantea una visión renovada del carismático cura.

«Soy un profundo admirador de su vida. No soy historiador, pero soy aficionado práctico, lector de muchos libros de historia, particularmente de este personaje don Miguel Hidalgo y Costilla«.

A la narración la sustenta una cuarentena de referencias bibliográficas de primera fuente.

«Tengo una biblioteca muy amplia, con más de cinco mil volúmenes y un buen acervo todavía por leer. No ingreso ningún libro si aún no lo he leído; ahí me espera un cerro de más de cien títulos. Ahora, el escribir y hacerlo para los demás lo empecé desde muy joven, cuando elaboraba guiones para teatro y televisión. Entre los trece y catorce años de edad, empecé a conservar apuntes de cantidad de ideas. Son la base para la serie de libros que ahora trabajo«.

No obstante que esas notas aguardaban, lo que detona la decisión por trazar La ruta de Hidalgo es un volumen con otro carácter literario.

«Hay un libro de autoayuda que me marcó muchísimo, lo escribió un mormón norteamericano, Stephen Covey (Estados Unidos, 1932-2012), y se titula Siete hábitos de la gente altamente efectiva; en sus páginas tenemos la vida de distintos empresarios de los que extrae consejos para lograr el éxito, ya sea como profesionista o empresario. En su momento, su lectura me ayudó bastante, además de que me gustó su formato. Entonces me dije: `si Stephen Covey pudo sacar consejos de la vida de empresarios, estoy seguro que de una vida tan rica y tan polifacética como la del cura Hidalgo, podemos sacar también consejos, y sobre todo consejos para cualquier tipo de persona: campesino, empresario, profesionista, médico, enfermera o estudiante´. Así es como nace el libro«.

«Soy un profundo admirador de su vida. No soy historiador, pero soy aficionado práctico, lector de muchos libros de historia, particularmente de este personaje don Miguel Hidalgo y Costilla«.

Ricardo Sheffield

Con un estilo directo y sencillo, se traza una vía paralela entre el acontecer histórico del prócer de la Independencia, y una suerte de filosofía en torno al liderazgo.        

«A través de cada capítulo, tenemos consejos para gobernarse y transformarse a sí mismo, siempre con el eje de la vida de Hidalgo, de una manera ligera y sobre todo amena. No me gusta escribir algo que sea aburrido, difícil de leer. Desde esta perspectiva dimensiono al personaje y mi deseo es que los lectores entiendan el México de ayer, del presente y el futuro, a partir del legado de este personaje».

Los primeros seis consejos desglosados por Ricardo Sheffield son:

1. Los líderes están hechos de 10% de lecturas, 10% de ideales y 80% de trabajo; 2. Donde los demás ven un desastre, un buen líder ve una razón para cambiar las cosas; 3. Un buen líder sabe hacer lo correcto y a veces eso requiere cambiar las reglas; 4. Un buen líder sabe escuchar, pero no se paraliza: actúa; 5. Las cuatro virtudes de un buen líder son saber planear, saber actuar, saber improvisar y saber dirigir; 6. Los mejores líderes no son autocráticos: tienen equipos, los escuchan y los vuelven poderosos.

«En la historia encuentras los mejores consejos para el futuro y el presente, porque no hay como aprender de los errores y aciertos de quienes nos precedieron. Además cuando haces un análisis de circunstancias para tomar una decisión, aquellas de carácter histórico se vuelven muy importantes para que una decisión esté bien fundamentada. Si ignoras el pasado es muy fácil que no tengas el contexto completo de algo. A final de cuentas cualquier tema de carácter político administrativo, trata sobre las personas, sobre los pueblos, y su hoy está siempre ligado al ayer, a la historia».

Por ajustes en el diseño de portada, los siete consejos pasaron a ser reglas.

«La palabra consejo estaba muy larga y no cabía en la portada; aunque hay mucha diferencia entre consejos y reglas; las reglas son a fuerza, mientras que los consejos tiran más como las llamadas a misa, va quien quiere. Lo importante es que son siete reglas para gobernar y transformar, pero se trata de reglas para gobernarse a sí mismo. Recuerdo mucho a mi abuela, cuando me portaba mal me decía: `Gobiérnese muchacho´. El volumen sigue ese talante, de gobernarse y transformarse a sí mismo. Así valoro la vida, como un proceso continuo de transformación, tanto en lo físico, espiritual e intelectual…»

La última regla que opera bajo la figura tutelar del cura Miguel Hidalgo y Costilla, versa: 7. Un buen líder sigue su propia ruta: aprende de los otros, pero sabe abrirse su propio camino.

Al peso ético de esta consigna, lo antecede una cita que el autor nos regala de Edmundo O´Gorman:

«Monstruo luciferino y ángel de la salvación, he aquí la extraña dualidad con que penetró Hidalgo en el reino del mito, donde las balas ya no pudieron alcanzarlo. Así transfigurado, descendió a la Tierra, y en torno a la pugna entre aquellos extremos irreductibles se fue convirtiendo en el genio tutelar de nuestra historia».

Ricardo Sheffield nos comparte un adelanto de su última obra de corte también histórico, que estará en librerías a finales de este año y con el sello Planeta.

«Se titula Dos águilas y es la historia entre México y Estados Unidos, desde la cultura Clovis, hasta Joe Biden y López Obrador. Es de corte analítico y se divide en catorce capítulos temáticos, por ejemplo: el primero aborda la cultura Clovis que fue común y la primera en todo el norte de América; otro capítulo trata sobre la delincuencia, con un análisis a detalle tanto de los paralelismos como las diferencias. Quiero destacar que en todo momento se trata de una visión positiva de la historia. Hacia el próximo año, deseo trabajar otro volumen paralelo de historia, ahora entre Japón y México».

Con portada del artista Antonio Chaurand, La ruta de Hidalgo, 7 reglas para gobernar y transformar, se encuentra disponible en cualquier sucursal de editorial Porrúa.

Una rutina digna de ser narrada

Fotos: Cortesía

por Alejandro Alonso

Rutina de siempre de Élver Pizarro Pillco, Sieteculebras, Cusco 2023, es un volumen de cinco relatos que enmarca la vida cotidiana de personajes oriundos de Los Andes, con un estilo coloquial y directo, ameno y sin pretensiones. En cada una de sus piezas, el corte psicológico del retrato humano deja ver a ciudadanos ordinarios, en los que el autor no pinta ningún héroe o antihéroe. Esto último torna el volumen muy cercano a la realidad inmediata.

Natural de esas tierras, Sicuani, Cusco, 1958, el autor tiene la virtud de trazar a precisión calles y casas, colores y olores, sensaciones y emociones de un emplazamiento milenario en su momento actual. Sin el apremio de publicar, Pizarro confiesa que el presente volumen tiene una antigüedad de quince años de haberse escrito; cliente asiduo del Café Extra, ahora extinto, ahí bebió infinidad de tazas de café y agotó varias plumas hasta dejar listo su volumen y que éste pasara a manos de su editor y amigo Mario Guevara Paredes.

El tono narrativo del compendio es franco y sin rodeos, herencia de la narrativa oral procedente de su abuela, Silvia Antonia Leyva López, 1903-1971, de cuya voz escuchó por vez primera la historia de Genoveva de Brabante, de Christoph von Schmid, y Las mil y una noches, entre otros. Esta tutela lo acompañará siempre: “me dediqué al periodismo, escribiendo en los diarios de la localidad, crónicas, ensayos y otros trabajos como administrador del Teatro Municipal del Cusco”.

Las influencias literarias se sucedieron “…principalmente de la literatura infantil, por ejemplo con el cuento El patito feo de Hans Christian Andersen; luego el vanguardismo, en el cuento Paco Yunque de César Vallejo; el barroco, con los poemas de Sor Juana Inés de la Cruz; el modernismo de Amado Nervo; el indigenismo en los relatos de José María Arguedas, Ciro Alegría; el realismo mágico, en los trabajos de Gabriel García Márquez y Juan Rulfo; el realismo de los rusos León Tolstoi, Máximo Gorki, Fiodor Dostokieski, así como muchos autores de literatura erótica”.

De Sicuani migra a la ciudad del Cusco, donde extravía sus primeros poemas, a cambio ya tiene en mente la escritura como un oficio profesional: “emborronar cuartillas es darle vida a historias sueltas que están a nuestro alrededor, entre la gente, la multitud, el obrero, el campesino, la ama de casa, el intelectual, el magistrado, el congresista, el político sea de derecha o izquierda”.

Una noche de 1989, al salir de un Taller de Cuentos, organizado por el Instituto Nacional de Cultura del Cusco, se encuentra con Mario Guevara, por aquel entonces funcionario de dicha institución. Este último anima a Pizarro hacia la narrativa breve; así nace su primer relato, Nunca más con Osiquín, que describe el perfil pícaro de un infante. El relato merece mención de honor en el certamen convocado por la Revista Dakunkut, de Iquitos, en 1993.

Desde su primer logro hasta este segundo volumen de relatos publicado por la editorial Sieteculebras, la brevedad y la picardía prevalecen en las letras de Pizarro. Las narraciones que nos ocupan, de una Rutina de siempre, contienen una estructura lineal y efectiva; la temática que abre el compendio es convencional, El último poeta romántico, con el planteamiento de un final sorpresa –la muerte no deseada de alguien que se desea obsequiar: un poeta que ve publicada su obra como un acto de gracia—. La malaventura pilla a un bate abatido, muy en el corte del artista romántico que evidenciaran los escritores del siglo XIX. El punto es que el autor no se solaza con la tragedia; esta le sirve de pretexto para exponer lo imprevisible de un destino que marcha ajeno a la voluntad humana y su colectividad.

Otros relatos demuestran mayor malicia y retruco de escritura, tal es el caso del cuento homónimo al libro. Justo este texto plantea, desde una rutina de siempre, un desfase de lo inmediato común hacia la frontera de lo inusual o fantástico: un profesor de respetada investidura, muere al cumplirse el coito con una mujer que ya pertenece al mundo de los muertos. El propio Élver Pizarro lo define de la siguiente manera: “Se trata de la historia de dos personas mayores: varón y mujer que llevan un amor platónico; toda la historia se desarrolla en el hotel de un pueblo, donde el final es onírico, sorpresivo”.

En esta narración, entra en juego un elemento que vemos reiterante en la apuesta estética del autor: la libido.

La constancia la tenemos con el relato En el viejo Chevrolet, cuya detonante es una joven en la plenitud de sus formas y capaz de desatar lo inusitado: Domitila. Tres hermanos ambicionarán ese oasis humano para sus náufragas vidas; el primero en desearla será el mayor, Peter, quien encontrará la manera “para observar por la ventana a la nueva empleada, cómo se peinaba la cabellera que le rebasaba la estrecha cintura y luego se vestía con sus polleras multicolores; ni que decir de sus piernas torneadas que terminaban en unos pies menudos”.

Este relato trascurre en primera persona, en voz de uno de los hermanos que decide ser espectador del afán entre Peter y el menor de ellos, Tetón; la desventura del primero solo afirmará la virilidad del segundo, quien al final será el hábil poseedor de Domitila.

Una noche de junio en Sacsayhuamán, remata con un final también a prueba de libido. A diferencia del texto anterior, éste no expone una obsesión tan marcada en sus personajes. El protagonista, un hombre maduro, cumple con la promesa de velar por María, la esposa de su difunto compadre José; de la mano de su ahijado, Jesusín, se deja llevar como por un acto de trance hasta una laguna de la ciudad ceremonial de Sacsayhuamán, donde el protagonista obtiene el favor de la mujer y pierde la razón.  

Olinda completa la tanda con una muy buena factura tanto en el trazo de los personajes como en los giros argumentales de tiempo. “Olinda, que estudiaba en el Colegio de Señoritas de las Mercedes, en realidad era una muchacha bonita, de tez clara, cabellera rubia, ojos grandes y castaños, y el cuerpo bien formado”, de esta manera la describe el narrador de la historia quien, a su vez, confiesa: “De Olinda estuvimos enamorados muchos adolescentes de la Urbanización de Santa Rosa, pero ella no nos daba importancia; parecía vivir en otro mundo”.

Pese a todos los pronósticos, y muy a pesar del protagonista, la orgullosa amazona de la modernidad cederá finalmente a Felipe, siempre humillado pero tenaz en sus propósitos.

La narrativa de Élver Pizarro es verosímil aún en sus planteamientos más inverosímiles. No hay manera de dudar de ella. Gran parte de esto versa por lo humano de sus personajes y protagonistas, dados a la ilusión, al amor, al encuentro de aquello que se considera perdido. El relato breve es un ejercicio difícil que permite dimensionar otros planos literarios. Élver Pizarro ha asumido el reto con un par de novelas inéditas que ya tiene en revisión final.

Quienes deseen penetrar en los renglones de ficción de una Rutina de siempre, encontrarán a un autor contemporáneo, apegado al accidente y caprichos de la modernidad que le ha tocado vivir, con la sabia conciencia de que no tiene sentido apurar una publicación cuando lo que se desea es reafirmar la propia existencia a partir de las letras.

Biografía del autor: Alejandro Alonso Aguirre es un destacado escritor mexicano, egresado de la Universidad del Claustro de Sor Juana, premio nacional de periodismo en diversas emisiones y narrador audiovisual. Además, es Director de Concordia Mundo, empresa dedicada al diseño de estrategias educativas y de divulgación científica.

El mundo inmersivo de Milagros Várguez

Milagros Várgez

por Alejandro Alonso

Actualmente es Directora de Medios de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, en la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, aunque su identidad está ligada de raíz con la producción de películas de corte documental para proyectarse vía planetarios.

Comunicadora social y egresada en el 2009 del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey, Milagros Várguez (Cancún, 1987) tiene un perfil entusiasta y jovial, a pesar de los cargos que ha logrado en su trayectoria. A esto habría que sumar un espíritu emprendedor, más que necesario para levantar una producción mexicana para planetarios.

Al igual que muchas niñas y niños que han tenido la primer experiencia, la pequeña Milagros quedó cautivada cuando ingresó a aquel recinto semioscuro, y luego de tomar asiento, sentirse capturada por el ritmo de imágenes que sólo un planetario puede regalarnos.

“El valor de los planetarios es muy importante para la divulgación. Son estos espacios en los cuales tal vez muchos niños han tenido su primer contacto con la ciencia; es este sitio al que los profesores te llevan y una queda maravillada, de poder entrar y encontrar una sala toda oscura; de repente iluminada por las estrellas. Los niños van, ven estas películas; se entretienen, aprenden. Es una experiencia fantástica, y las experiencias emotivas siempre quedan grabadas en nosotros. Entonces son un buen medio para la apropiación social del conocimiento, para la divulgación de la ciencia”.

Con el paso de los años y consecuente con su formación profesional, Milagros Várguez viró la experiencia lúdica hacia el terreno pedagógico.                  

“La ciencia fue un tema que siempre me apasionó; empecé a dedicarme a la divulgación de la ciencia; después llegó a los planetarios. Comienzo como Directora del Planetario de Cozumel y me enamoró de este nuevo formato, 360 full dome, que es una maravilla. Se trata de un medio inmersivo con el cual logras adentrarte y colocar todos los sentidos a través de una sola producción, gracias a imágenes y sonidos envolventes. En Cozumel mi gestión fue del 2015 al 2019”.

En México y ubicado en la capital, el Planetario Luis Enrique Erro del Instituto Politécnico Nacional, IPN, se cuenta como el más reconocido en el país. Con el paso de las décadas, se ha incrementado la presencia de planetarios en otras entidades, así como la suma de domos digitales (dieciocho al momento de este escrito). Dimensionar y construir un planetario de este tipo es tarea que conlleva una planeación puntual, además de que se debe considerar una inversión elevada.

“Los planetarios son costosos. Quienes están al frente, hacen grandes esfuerzos para mantenerlos. Por eso es importante que la gente los visite, no solamente para ver una película, sino para tomar un taller y desarrollar otras actividades que puedan sumar a la experiencia lúdica.”

«El valor de los planetarios es muy importante para la divulgación. Son estos espacios en los cuales tal vez muchos niños han tenido su primer contacto con la ciencia; es este sitio al que los profesores te llevan y una queda maravillada, de poder entrar y encontrar una sala toda oscura; de repente iluminada por las estrellas».

Milagros Várguez

Ahora existe una Asociación Mexicana de Planetarios A.C., pero el tema es que el incremento de este tipo de centros no asegura la producción de filmes científicos para domo. La solución inmediata es la importación de películas facturadas en otros países, además de que estas cuentan con un doblaje al español peninsular o de otras latitudes. Este es el escenario que enfrentó Milagros Várguez.  

“Ese año, 2016, estaba abierta la Convocatoria de Comunicación Pública de la Ciencia del Conacyt. Después de un largo camino, resultamos beneficiados y el proyecto caminó. Queríamos crear contenidos que fueran pertinentes con nuestra realidad, así que decidimos producir nuestra primer película para domos de inmersión digital, pero, la verdad, no teníamos completamente claro cómo sería. Nuestro primer paso fue contactar a productores de otros países. La misión era aprender de ellos y, para fortuna nuestra, nos vinculamos con gente del reconocido European Southern Observatory, ESO, quienes se mostraron interesados en nuestro proyecto.”

Arqueoastronomía Maya: Observadores del Universo, México 2017, es el primer peldaño de ascenso en la empresa trazada por Milagros Várguez, misma a la que se sumó la firma privada Frutos Digitales.

«Cuando hablamos de un lenguaje cinematográfico, pues existe una familiaridad con expresiones como zoom in o close up, pero esto cambia con la producción para planetarios. Al tener una cúpula de 360 grados, las imágenes se deforman; se tiene que involucrar un sofware específico; también hay que dimensionar la posición del personaje principal y los planos secundarios, de acuerdo al diámetro de la circunferencia del domo».

Como se comentaba líneas arriba, la planeación de un filme para planetario, cualquiera que sea su duración, demanda una producción rigurosa que termina por impactar, positiva o negativamente, a su distribución comercial. Una producción digital es una suma condensada de datos, mientras más compleja sea una producción —por ejemplo para animación 3D—, el volumen digital se eleva. Esto se incrementa en una producción para planetario. Ahora bien, para que esos datos puedan transmitirse en una pantalla, deben pasar por un proceso de compresión al que se le llama render.

«Es todo un tema con los planetarios, porque muchos de estos utilizan software diferentes. Entonces tenemos que hacer renders especiales para cada software y también de acuerdo a las dimensiones de sus domos. Ahora que, si se trata de un planetario digital, el render considera tanto su resolución como el diámetro de la pantalla. Existen planetarios móviles con la resolución de 1 K que no nos causa problema; el contraste está con planetarios grandes como el Luis Enrique Erro, cuya resolución es de 8 K. Esto se traduce en muchas más horas de render”.

Al momento en que realizan su primera producción, Milagros Várguez y su equipo estaban ajenos a estas circunstancias.

“Nos enfrentamos a que nosotros no teníamos la infraestructura para un sitio web que pudiera alojar ese tamaño de información. En este sentido, la asesoría técnica que recibimos de Alemania nos ayudó a resolverlo para que la película pudiera disfrutarse, tanto en México como en el extranjero”.

Con un guion de corte poético que procura el equilibrio con la información científica, Arqueoastronomía Maya: Observadores del Universo realiza un recorrido por seis sitios arqueológicos de la península de Yucatán, estos son: Bonampak, Chichén Itzá, Edzná, Palenque, San Gervasio y Uxmal.

Foto: Cortesía de Miagros Várguez

“La historia realiza una travesía mediante un sonido envolvente e imágenes impresionistas, con la misión de teletransportarnos al interior del mundo maya, a las raíces de nuestros antepasados. El objetivo de esta pieza fue el exponer nuestro perfil científico y cultural, con la misión de concientizar sobre la identidad de nuestros pueblos originarios”.

Tras el éxito obtenido con esta producción, se da la secuela con Arqueoastronomía Mexica, México 2018, también gracias a un incentivo del Conacyt.

“Volvimos a concursar para los proyectos de divulgación. Esta vez el recurso fue mayor, lo que nos permitió el manejo de más modelos en 3D; utilizamos una secuencia de muchos planos para incrementar la sensación inmersiva. Quisimos explorar más en esta dimensión y fue un reto técnico. En esta ocasión, relatamos el peregrinaje de los antiguos mexicas para encontrar el sitio mítico donde fundarían Tenochtitlán. Se trata de una experiencia más envolvente e inmersiva, en la que viajamos por túneles y convivimos con águilas, aves y jaguares, entre otros”.

Foto: Cortesía de Milagros Varguéz

Además de la producción fílmica y durante la dirección del Planetario de Cozumel, Milagros Várguez procura incentivar al potente flujo turístico de la zona. Para lograrlo, oferta talleres entre otras estrategias. 

“Uno de mis grandes objetivos como directora del Planetario de Cozumel era atraer público. Éste siempre cambia según el contexto. Entonces tenía que dimensionar tanto a las escuelas como al flujo turístico de la zona. En consecuencia, trazamos un circuito que incluía, además de la película, una travesía nocturna para observar algunas de las constelaciones del zodiaco maya y con evidencia científica; también incluimos un taller sobre el calendario maya”.

Este periodo laboral quedó marcado como una ruta de aprendizaje en ascenso.

“Aprendimos de mucha gente que nos ha dado sus conocimientos, con el fin de crear piezas y productos de divulgación científica. Es más, no sólo de divulgación de la ciencia, también de una comunicación artística y cultural”.

Otra peculiaridad en las producciones para planetarios de Milagros Várguez es su tiempo de ejecución.

“Ese también fue un gran reto, porque de acuerdo a los incentivos que obteníamos mediante una beca, había que terminar la película en nueve meses. A todo mundo que le contamos la hazaña, no nos creen; se quedan muy impresionados. Nueve meses de trabajo intensivo, para una producción de veinte minutos, con un equipo de 15 personas”.

Del Planetario de Cozumel, Milagros Várguez pasa a la dirección del Planetario de Cancún.

“Durante esta gestión que abarca del 2019 al 2022, logramos la implementación de un modelo interactivo de apropiación social de la salud, mismo que operó con fondos de Conacyt y es un proyecto en el cual participaban seis instituciones, entre ellas el IPN y el Centro de Investigación en Nutrición y Salud, CINVS-INSP”.

De cara al presente, lectora de Andrea Chapela, Julio Verne y Philp K. Dick, de gusto muralista al estilo de David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco, y en la onda sonora de Arcade Fire, The Black Keys y The Doors, entre arte y conocimiento, Milagros Várguez distingue un estatus positivo en cuanto al ejercicio de la divulgación de la ciencia. 

“El nicho de los divulgadores la verdad es que afortunadamente ha ido creciendo. Hay una mayor profesionalización y más interés por incursionar en la divulgación de este tipo de contenidos. Aunque sigue siendo un sector bien reducido. La verdad es que estoy muy contenta y me siento muy honrada de pertenecer a ese gremio en el que, cabe destacar, las mujeres hemos abierto nuestro espacio con puro tesón”.

Entre los reconocimientos obtenidos por su labor, destaca la Mención de Honor en la International Planetarium Society, IPS, Full Dome Festival 2018, en Toulouse, Francia.

“Tengo la fortuna y privilegio de compartir nominaciones con directores de otras partes del mundo. Todos ellos hombres; también sucedió que era la única mexicana y latinoamericana en subir al estrado. Eso me honra mucho y me significa un gran logro. Mi consigna es que quede como una constancia de lo que podemos lograr en nuestro país. Hoy día, la producción para planetarios sigue siendo escasa; a esto habría que añadir la decisión por anular estímulos económicos, y que a mi me permitieron producir.”

El mundo sigue su marcha y la visión empresarial de Milagros Várguez analiza otras vías de patrocinio para su tercera producción. La cuestión es que sea cual sea el postor, su mirada es firme hacia los valores éticos que pondera.     

“Ante el escenario global que tenemos ahora de desapego a nuestras raíces, desconexión con el universo, preocupación por el medio ambiente, etcétera, me parece necesario y urgente retomar esa mirada, esa conexión que tenían los pueblos originarios con la naturaleza. Mi objetivo al realizar Arqueoastronomía Maya fue, justamente, porque me parece que debemos revalorar esas raíces. En este sentido, tanto la ciencia como el arte son vitales en un mundo marcado por el individualismo y el consumismo. Vivimos un proceso de deterioro de nuestros valores, por eso hay que empujar por iniciativas que permitan mirar con esperanza a este mundo.”

A manera de autorretrato, Milagros Várguez nos regala la fuerza de este trazo.  

“Me defino como una persona comprometida con el planeta. Soy divulgadora de la ciencia y me apasiona comunicarla. Creo que es una herramienta fundamental para la democracia de nuestras naciones; una herramienta eje para construir mejores sociedades.”

Fotos: Milagros Várguez

Ingresa al mundo inmersivo de arte y conocimiento de Milagros Várguez:

Arqueoastronomía Maya (sinopsis):

En un banquete de colores y sonidos, “Arqueoastronomía Maya: Observadores del Universo” hace un recorrido por seis sitios arqueológicos mayas: San Gervasio, Chichen Itzá, Uxmal, Edzná, Palenque y Bonampak, a través del cual el espectador se sumerge en un mundo de conocimiento maya acerca de la importancia de las orientaciones de sus templos, en relación con la dinámica celeste del sol, la luna y Venus.

Trailer:https://www.youtube.com/watch?v=Hrhut_K7PsE

Arqueoastronomía Mexica (sinopsis):

Película de divulgación científica que ilustra el importante papel que jugó la observación celeste para la evolución de las culturas prehispánicas, del centro de México. En particular, se muestra cómo los mexicas, al ser el último pueblo que arribó al Anáhuac, heredaron el conocimiento calendárico y astronómico de culturas predecesoras y lo aplicaron para fundar su capital, Tenochtitlan. Vibrantes colores, formas y sonidos transportan al espectador hasta una de las culturas más importantes que aún vive en el corazón y en la piel del pueblo mexicano.

Trailer:

Biografía del autor: Alejandro Alonso Aguirre es un destacado escritor mexicano, egresado de la Universidad del Claustro de Sor Juana, premio nacional de periodismo en diversas emisiones y narrador audiovisual. Además es Director de Concordia Mundo, empresa dedicada al diseño de estrategias educativas y de divulgación científica.

Chispazo de luz plena, Rafael Guadarrama

Fotos por Rafael Guadarrama

por Alejandro Alonso

La presencia de Rafael Guadarrama, Ciudad de México 1978, en la televisión pública es un referente ejemplar de constancia y disciplina en la divulgación de la ciencia, la tecnología y el medio ambiente. En principio, demuestra que es posible generar una trayectoria estable y redituable a partir de este horizonte, incluso obtener reconocimientos a nivel nacional.

Es asiduo a los temas complejos, de las ciencias exactas a la cultura ambiental, aunque su perfil es sencillo y apto para lograr una amistad a la primera. Rafael Guadarrama se autodefine como “un reportero y apasionado por contar historias que aporten al reflejo de nuestro entorno”. El asunto es que esta vocación lo alcanzó de manera fortuita en una instancia de su vida.

“Quería dedicarme a los medios escritos, cursé la licenciatura de Periodismo y Comunicación Colectiva, en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM. Estaba convencido de que trabajaría en una de las grandes redacciones de El Universal, La Jornada, Reforma o Proceso, cubriendo asuntos de política. Pero sucedió que, en séptimo semestre, entré a trabajar a El Sol de México, por recomendación de una compañera de la escuela. Ahí estuve como corrector de estilo, seis meses, y después como reportero, cuatro más. Fue fugaz, pero interesante. Hice buenas amistades con otros compañeros de mi edad, pero lo importante es que no me sentía como esperaba. Entonces decidí renunciar al periódico y reflexionar lo que quería. Un buen día coincidí con mi amiga Monire Pérez López, de una generación menor a la mía y hoy gerente de Información en UnoTv; me comentó entusiasmada que había entrado a Canal Once para cumplir con el servicio social. Y ahí fue donde levanté la ceja y pensé: `quizá ese sea el camino´. Era el año 2002. Lo hice y al paso del tiempo me contrataron como redactor y luego como reportero”.

Canal Once del IPN es una televisora pública que posee la misión de generar contenidos educativos, orientados hacia la divulgación de la ciencia, tecnología e innovación. Esta fue la red que atrapó al entonces joven Rafael Guadarrama.

“Había decidido dejarme sorprender por la vida y fluir. Y así fue. Entre mis primeras actividades, tenía que asistir a Miguel De la Cruz, en aquellos años conductor del noticiario matutino y encargado de hacer historias de ciencia, salud y medio ambiente. Miguel, por sus compromisos, a veces no lograba llegar a las entrevistas o requería que le apoyara a revisar material y formular propuestas. Entonces me vi inmerso en una serie de fuentes, hasta ese momento, que ignoraba por completo y muy seductoras. Fue un golpe de realidad muy fuerte descubrir que hay gente estudiando el cosmos, ecosistemas, tratando de desenmarañar los misterios de la salud humana, hurgando en los lugares más recónditos de los genes y la materia.

Rafael Guadarrama estaba en la antesala para convertirse en un protagonista del conocimiento científico en televisión abierta.

“¡Diablos, dónde había estado todo esto en mi vida! Lo mejor del asunto, es que todas esas cosas que comenzaba a descubrir, me llevaban de una manera muy natural a desarrollar una beta narrativa muy interesante, que con el paso de los años se ha vuelto cada vez más acentuada, emocionante e intensa. Me encantó caer en este espacio del mundo del que muy pocos hablan y que, algunos creen erróneamente, a muy pocos interesa. Porque, ojo, el periodismo de ciencia no trata de cubrir cosas curiosas. No, este tipo de información es real, y narra, día a día, las extraordinarias epopeyas de quienes han decidido dedicarse al estudio profundo de las cosas. Es el relato cotidiano de una serie de disciplinas humanas, llenas de conflicto y entrañas”.

Entonces Rafael Guadarrama comprendió que la narración científica audiovisual supera el carácter informativo para desarrollar el relato de historias. Y asumió el reto de manera cabal.

“En esta circunstancia, tuve la fortuna de conocer `las historias´, que es el estilo narrativo de la televisión e implica mucho más que generar información. El lenguaje de las historias al ser audiovisual es primitivo, básico, visceral. Esto aporta una gran ventaja, pues esas características son el pretexto perfecto no sólo para informar, sino para transmitir y contagiar”.

La participación de Rafael Guadarrama se multiplica dentro del Canal Once. Además de encargarse de la sección llamada Planeta, en el área de noticias, logra posicionarse como creador, presentador, investigador, guionista y narrador de programas consolidados —Factor Ciencia y Especiales del Once—. De este último se desprende Luciérnagas, chispazos de conservación, mismo que considera dentro de sus trabajos más emblemáticos.

“Se trata de un reportaje de media hora sobre las luciérnagas en Tlaxcala. Mis fortalezas son la investigación, la empatía con la gente y los lugares, así como la narrativa. Pero para hacer que la historia tuviera los ingredientes y la textura que requeríamos, fue fundamental el trabajo en equipo, a la par de una realizadora muy inteligente, Paola Hernández, y de un magnífico fotógrafo-camarógrafo, Raúl Mejía. Si hubiera faltado alguno de nosotros tres, los resultados no hubieran sido los mismos. Así asumimos el reto de convencer a nuestros jefes de que valía la pena hacerlo; en esos días, quien estaba al frente de Noticias consideraba que la propuesta consistía en `ir a pasear al bosque´ y ver bichitos”.

El equipo de Rafael Guadarrama puso sobre la balanza el apoyo que ya habían logrado en cuanto a hospedaje y comidas para lograr el sí. El siguiente escollo fue técnico.

“Debíamos retratar la presencia de las luciérnagas y su influencia positiva en la región. ¿Cómo lograr eso visualmente? Recuerdo que la primera tarde en que Paola, Raúl y yo llegamos a Nanacamilpa, Tlaxcala, estábamos comiendo quesadillas y pensando la forma de realizar tomas subjetivas de las luciérnagas, de retratar la caminata por el bosque y la sorpresa que generan los destellos de las luciérnagas, en la oscuridad; esa comunicación entre machos y hembras a la que llaman la danza del amor. Nos inquietaba, sobre todo, su luz real que es demasiado tenue; en una toma de video, sólo se aprecian unos hilitos muy finos de luz amarilla, en un fondo negro. Raúl y Paola concluyeron que lo mejor era sobreponer imágenes, de los destellos y de un escenario crepuscular, con los tonos plateados de la llegada de la noche pero con los últimos rayos del día. Utilizamos una cámara Canon 6D”.

Resuelto el tema técnico, se dieron a la tarea de aprovechar los tres días y dos noches que la televisora les había dado de gracia. Entonces se concentraron en la narrativa deseada.

“La historia que queríamos contar era cómo un insecto, tan frágil y su luz, había logrado cambiar la suerte de una localidad, en términos de conservación, cultura y turismo. Hoy día, la comunidad de Nanacamilpa, en Tlaxcala, es un Santuario para la observación y cuidado de esta especie local”.

 Además del tema de la luz, el equipo siempre tuvo en mente la dualidad que les planteaba la propia historia.

“Por nuestra atención hacia la luz, le llamamos Chispazos de conservación. Ahora, el hilo conductor y el personaje principal es, en todo momento, una dualidad, que cambia conforme avanza la historia. La luz es una de las partes de esta dualidad; la otra mitad puede ser la luciérnaga, los lugareños, el maguey, el ecosistema. En este sentido, todo de pronto está integrado y evoluciona como en una especie de interruptor. El ritmo lo genera la idea latente de los destellos.

Independientemente del tiempo para desarrollar el trabajo, sabíamos que debíamos buscar los aspectos contemplativos para obtener una sensación de inmensidad. Queríamos atrapar la magnitud del fenómeno biológico, pero también  la idiosincrasia de este lugar de Tlaxcala. Por eso, procuramos time lapses, tomas panorámicas y rampas de video, estas últimas para simular recorridos largos”.

La pieza en cuestión da cuenta de las antiguas haciendas pulqueras de la entidad, como parte de la dualidad referida. En este caso y con el fin de otorgarle mayor intimidad, utilizaron encuadres a mayor detalle. A las luciérnagas se les dio un tratamiento distinto.

“Las luciérnagas son complicadas para documentar. Para generar las tomas subjetivas, mi compañero Raúl Mejía colocó unos lentes quebrados en la cámara, que generaron imágenes distorsionadas y divertidas. También se grabaron algunas flores con esa dinámica. Por último y en base a la crónica, nos permitimos licencias literarias para transmitir los Chispazos de conservación”.

Ya sea en una pieza maestra, como Luciérnagas, chispazos de la conservación, o en cualquiera de los trabajos que lleva a cabo, Rafael Guadarrama antepone una misión plenamente humanista.

“El fin último sí es informar de algo, pero, sobre todo, abrir nuestra percepción para hacer un resumen de todo lo bello que experimentamos y cómo eso podría estar en riesgo, sin los cuidados necesarios. La misión la resumiría así: transmitir para inspirar”.

«En un país donde la ciencia no es una prioridad, generar contenidos de este tipo es casi como ser un subversivo. Me gusta vernos así, como unos rebeldes. Estamos en una batalla por los espacios y la atención pública».

Rafael Guadarrama

Esto último lo consolida a partir de la disciplina en el manejo del conocimiento.

“Nos documentamos con disciplina, es indispensable el ingenio estructurado. Implica no perder el sentido de la sorpresa, del humor ni la humanidad. En toda mi trayectoria he desarrollado una capacidad de síntesis como parte del oficio, y que me permita el ejercicio de la creatividad. Es un músculo que debe fortalecerse todos los días. Todo nutre, cuando hablas con las personas, por ejemplo, si capturas la esencia de su voz, cuando visitas diversos lugares, cuando platicas con niños, con tus hijos; también soñando y escuchando música”.

Con la expansión masiva del uso de las redes sociales, Rafael Guadarrama advierte una oportunidad para continuar con la divulgación del conocimiento científico.        

“Ofrecen una enorme oportunidad para generar contenidos de impacto y que muevan corazones y conciencias. Ahora existen narrativas de la red que pueden enriquecer los contenidos televisivos. Es un camino en construcción paralela”.

Con dos décadas de trayectoria y sumando, Rafael Guadarrama es un orgulloso promotor de la narrativa enfocada al quehacer científico y tecnológico.

“Gracias a este trabajo, comparto con la gente algo muy valioso que posee la sociedad, es decir, el trabajo de profesionistas que buscan hacer nuestra vida mejor. Me gusta pensar en que realizo un servicio social; mi trabajo es honesto. Me gusta decirles a mis dos hijos que me dedico a esto. Es una historia que está aún en desarrollo; ya veré cómo me sorprendo próximamente”.

La trayectoria de Rafael Guadarrama cuenta con Mención especial en el Premio Nacional de Divulgación Periodística en Sustentabilidad (Escuela de Periodismo Carlos Septién y Coca Cola, 2012), Mención en el Premio Nacional de Conservación (CONANP 2012) y, recientemente, el Premio Empresa 3M a la Trayectoria en Divulgación de la Ciencia y Contenido Tecnológico (Empresa 3M 2022).

No obstante, el éxito y plenitud profesional que ha logrado, Rafael Guadarrama se niega a dormir en sus laureles, consciente de lo que conlleva realizar divulgación científica en México.         

“En un país donde la ciencia no es una prioridad, generar contenidos de este tipo es casi como ser un subversivo. Me gusta vernos así, como unos rebeldes. Estamos en una batalla por los espacios y la atención pública. Claro, no todo lo que sale en los medios me gusta. De hecho, hay muchas cosas que no me gustan nada, pero es loable que se haga este trabajo desde muchos frentes. Hay mucho por hacer, mucho. A seguir caminando”.

Sigue tras la pista de la voz y letra de Rafael Guadarrama:

https://twitter.com/RafaGuadarrama

Email: http://rguadarrama@canalonce.ipn.mx, rafahguadarrama@gmail.com

https://www.youtube.com/watch?v=oVuOzrrsMAo&t=822s

https://www.youtube.com/watch?v=SuNdIWCIKFU&t=16s

https://www.youtube.com/watch?v=GihG7twsJec&t=1016s

https://www.youtube.com/watch?v=YKrZcJIPS1o&t=2s

https://www.youtube.com/watch?v=TbEAMiYww9A

https://www.youtube.com/watch?v=iam-xVQGLSo&t=35s

https://www.youtube.com/watch?v=RnkrXcJWsZU

Biografía del autor: Alejandro Alonso Aguirre es un destacado escritor mexicano, egresado de la Universidad del Claustro de Sor Juana, premio nacional de periodismo en diversas emisiones y narrador audiovisual. Además es Director de Concordia Mundo, empresa dedicada al diseño de estrategias educativas y de divulgación científica.

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