Puerta al universo, Javier Minchaca

por Alejandro Alonso
Hace ya veinticuatro años, al despunte de una década, un grupo de antropólogos sociales decide caminar con una empresa pionera en México, enfocada a la creación de productos digitales para planetarios. En su momento, cabe decir, poca competencia tenían y siguen teniendo. Hasta la fecha, la producción de piezas audiovisuales para el formato planetario y/o domo de inmersión, es exigua a nivel nacional. Múltiples factores propician este hueco, entre estos: la poca apuesta del sector institucional para darle rentabilidad a un mercado educativo emergente, así como la nula visión empresarial para explotar algo que tiene o goza de gran espectro en otras latitudes del planeta. El pretexto constante y sonante, es que se trata de un tipo de producción que demanda una alta inversión monetaria.
Enrique Fonte, Enrique Rodríguez y Javier Minchaca se dan a la tarea de dar vida a la firma Planetarios Digitales, misma que contra viento y marea más producciones ejemplares, siguen presentes en el escenario de la divulgación científica del país. Con el carácter ameno, directo y franco de Javier Minchaca (Ciudad de México, 1977), abrimos el telón de esta aventura digital.
“Tenía el interés por divulgar nuestra riqueza cultural e histórica, nuestra biodiversidad. Quería hacerlo de una manera entretenida, que a la gente le agradara y despertara su interés por ese tipo de temática. Consideraba a los planetarios como espacios enfocados, esencialmente, para la divulgación científica, donde podía detonarse, precisamente, el interés de una audiencia con contenidos atractivos y, al mismo tiempo, enriquecedores. Entonces valoraba la generación de información local y una disposición propia por la divulgación de nuestro legado como país”.
Con una visión clara de las metas por alcanzar, Javier Minchaca (egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapala) se suma al proyecto digital, cuya labor inicial fue la de proveer servicios especializados, en el contexto de la república mexicana.
“Planetarios Digitales comenzó, primero, con el desarrollo de museografía y equipos interactivos, ambientaciones y textos explicativos. Nos consolidamos como proveedores para levantar un planetario desde cero, así como modernizar instituciones existentes y proyectos itinerantes —un promedio de veintidós instalaciones en el país—. Con el paso del tiempo logramos un domo propio, el Domo Itinerante de Ecosistemas de México, que utilizamos principalmente para divulgar contenidos en eventos como la Noche de las Estrellas; también para escuelas y museos de manera privada. Como parte de esta labor, tenemos nuestras producciones para planetarios”.
“Tenía el interés por divulgar nuestra riqueza cultural e histórica, nuestra biodiversidad. Quería hacerlo de una manera entretenida, que a la gente le agradara y despertara su interés por ese tipo de temática. Consideraba a los planetarios como espacios enfocados, esencialmente, para la divulgación científica, donde podía detonarse, precisamente, el interés de una audiencia con contenidos atractivos y, al mismo tiempo, enriquecedores».
Javier Minchaca
Prevalece una contradicción en el mercado de los planetarios o domo de inmersión digital en México; estos se han incrementado con el tiempo y algunos son espléndidos, pero, de manera contraria, la producción de piezas para planetario, de creación e industria nacional, es mínima. En concreto, este tipo de instalaciones prefieren comprar o rentar producciones del extranjero que generar material propio. Conscientes del terreno que debían andar en el formato de los planetarios, Javier Minchaca y sus colegas se abren camino justo con Puerta al universo.

“Con la modernización y creación de más planetarios en el país, fue evidente para nosotros y nuestros clientes, la necesidad de generar contenido local que proporcionase divulgación de temáticas encaminadas hacia la apropiación social de la ciencia nacional. Entre 2006-2008, con el Planetario Casa de la Ciencia y Cultura Universal Bachilleres de Chiapas, en Tapachula, realizamos la cápsula Puerta al Universo (1ª versión, 2006, 2ª versión, 2008, 14:16 min.), con contenidos de corte local, basados en fotografías y time lapses; esta pieza era adecuada para montarse en planetarios digitales tipo Digistar de Evans & Sutherland. Durante esos años, también realizamos contenidos para el Planetario del Parque Ya´Axná, en Comitán. Posteriormente, con apoyo de una beca que otorgaba el entonces Conacyt, realizamos dos cápsulas cortas (La Luz, más allá del brillo y el color, 2015, 08:31 min; y Los cenotes de Yucatán, puertas a otro mundo, 2015, 07:24 min.); experimentamos en diversas técnicas con la intervención de estudiantes becarios. A su vez, logramos dos producciones sobre los mayas (El Secreto de Calakmul, 2015, 17:24 min; y Los Mayas, planeación cósmica, 2017, 20:14 min.), más una coproducción con el Planetario de Irkutsk, de Siberia, Rusia (De Chicxulub a Tunguska, los grandes eventos de la destrucción cósmica, 2018, 20:51 min)”.
Puerta al universo tiene el valor de haber mostrado, por vez primera, algunos escenarios que integran al estado de Chiapas en formato de domo completo.
“La cápsula muestra con fotografías y time lapse 4K, a domo completo o full dome, algunos sitios emblemáticos como las lagunas de Montebello, así como aspectos culturales de los sitios y su historia a través de edificaciones coloniales y ruinas prehispánicas. A diferencia de lo que sucede en otros medios, como la televisión o la Red, el seguimiento de una transmisión en formato digital es un tanto difícil de cuantificar; en el caso particular de Puerta al Universo, tuve noticia de que se seguía proyectando en el Planetario de Tapachula, y, a decir de los operadores del propio domo, muy al gusto de la audiencia”.
Puerta al universo tardó en gestarse un año aproximado en su producción cabal. El resultado final fue un equilibrio entre el manejo técnico, la narrativa pertinente de los contenidos y la estética audiovisual.

“En términos técnicos, los planetarios constituyen un tipo de instalación pública que conjuga modernidad y complejidad. Sus contenidos demandan imágenes con la más alta resolución posible, por la cantidad de espacio a llenar en un domo y porque treinta de estas –del conjunto total— son literalmente un segundo en el domo; así que se requiere siempre lo último en tecnología de captura, transferencia y almacenamiento para lograrlo. Por otro lado, el oficio de producción documental, aunque cercano, no era nuestro principal esfuerzo de modo alguno. De hecho, nuestras producciones han sido siempre aventuras enriquecedoras que van en conjunto con profesionales muy afamados, en todas sus variantes. En cuanto al respaldo científico, hemos contado con el privilegio de la asesoría de los doctores: Daniel Flores, Jaime Urrutia Fucugachi, Julio Saucedo y Vladimir A. Fialkov”.
Conforme al paso del tiempo, Planetarios Digitales fue especializándose hasta definir cada perfil de su talento involucrado.
“Todavía durante la etapa de producción de Puerta al universo, me encargaba de la mayor parte del trabajo. Ahora funjo como productor y/o guionista. En los proyectos recientes tenemos el apoyo de profesionales en cada fase de preproducción, producción, postproducción y distribución. Por otro lado, cada proyecto tiene tintes muy particulares. Somos muy cuidadosos en las decisiones que van a definir el diseño de arte del modelaje y animación 3D, por ejemplo: en El Secreto de Calakmul, se buscó animación hiperrealista, además de tomas en 4K en áreas de la biodiversidad de la zona; en Los Mayas Planeación Cósmica, se explota la estética del low-poly –misma que a base de polígonos, busca conformar modelos 3D, sin pretender el realismo— y no hay una escena de video que no sea full dome. Finalmente, en De Chicxulub a Tunguska, exploramos más el uso de la filmación subacuática y con drone, así como la ilustración aplicada a domo, en conjunto con animaciones 2D.”
De acuerdo con el perfil que nos plantea Javier Minchaca, cada pieza tiene un perfil de divulgación y estética que debe de ir acorde con el eje de contenido que se va a narrar, de manera visual y auditiva.
“En cada producción hemos querido usar y explotar aspectos diversos para resaltar tanto lo particular como lo heterogéneo. La tecnología avanza a pasos agigantados y en todo. En cuanto a los planetarios, se requiere proyectar en 4K, por lo menos. Esto significa cuadros tipo ojo de pescado de 4096 x 4096 pixeles, a 30 cuadros por segundo. Gracias al avance del video móvil y al creciente interés en la producción audiovisual en 360°, ha habido un boom de dispositivos que muy fácilmente permiten grabar, en 2K, material potencialmente reproducible en un domo digital de manera cuasi inmediata”.
La pieza titulada De Chicxulub a Tunguska, tuvo un tiempo de realización cercano a los dos años. Se filmó en locaciones tanto mexicanas como rusas, incluyendo el puerto de Chicxulub y muchos cenotes a su alrededor, mediante tomas subacuáticas; en Rusía esto último se aplicó en el lago Baikal, Irkutsk, además de registrar el telescopio solar de la misma región. Su narrativa nos muestra la interconexión y fragilidad del mundo que habitamos, a partir de una exploración que se realiza sobre la llegada de dos meteoritos, tanto en Chicxulub, Mérida, como en Tunguska, Siberia.

En esta producción relevante de Planetarios Digitales, intervino un promedio de 40 profesionales, en sus fases diferentes, con la participación destacada de fotógrafos especializados, tanto en full dome como para tomas aéreas y subacuáticas. Mención especial merece el apoyo del Planetario de Irkutsk. De manera cabal, De Chicxulub a Tunguska, es un ejemplo del vínculo que se puede lograr entre conocimiento y creatividad, en pos de la divulgación científica.
“A partir de nuestra capacitación en todo lo que implica la producción de una pieza para full dome, establecemos colaboraciones con especialistas y profesionales de muy diversas áreas, de quienes valoramos ampliamente su talento, por ejemplo: desde científicos multidisciplinarios (arqueólogos, físicos, geólogos e historiadores) hasta directores, fotógrafos, fotógrafos buzos, guionistas, ilustradores y animadores (incluyendo 3D), locutores, modeladores, músicos y pilotos de drone”.

Una clave que nos explica la solvencia de Planetarios Digitales, es su apuesta por el nuevo talento que busca abrirse camino en ese escenario.
“Desde 2014, hemos formado un equipo heterogéneo en la producción de este tipo de formato, entre becarios de varias disciplinas así como colaboradores procedentes de diversas instituciones nacionales, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Politécnico Nacional, e internacionales que incluyen a muchos profesionales y artistas. El trabajo permanente con los becarios nos permitió que, en el año de 2019, formalizáramos nuestro departamento de producción: Estudios Calakmul”.
Javier Minchaca además de estar entregado a la puerta del universo audiovisual, es un melómano empedernido, muy en la línea de los sonidos experimentales y tecnológicos. Esta veta por el arte tiene su punto de matrimonio con el conocimiento científico.
“Para lograrlo, recurrimos al diálogo; intentamos tender puentes y retroalimentarnos; aglomeramos el trabajo de artistas y científicos, en conjunto y para cada producción. También se nos han acercado artistas con propuestas audiovisuales muy específicas, en busca de explotarlas en el domo y hemos colaborado gustosos para lograr los fines y un producto común”.
Aunque la atención de Javier Minchaca va hacia el público en general, está consciente de que la niñez es preferencial para un espacio de inmersión digital.
“El público en general no asiste mucho a los planetarios, sólo unos cuantos, pero si les preguntas, todos recuerdan haber ido de niños. Eso es lo que busca un planetario, dejar una huella en los asistentes. Si puedes, además, incluir contenido local que logre jalar nuevas audiencias a los domos, de distintos sectores, mucho mejor”.
Con la labor que Javier Minchaca realiza, como protagonista activo de Planetarios Digitales, es cabal su visión sobre el estatus de este tipo de centros para la divulgación científica.

“Los planetarios y domos digitales son espacios poco apoyados en términos generales. No basta con construir un edificio y dotarlo de tecnología, pues su sobrevivencia y rentabilidad es el gran reto. Al tratarse de sitios altamente tecnológicos, requieren mantenimiento y actualizaciones constantes para estar al nivel de lo que la gente espera. En algún momento y de manera ejemplar, el área de Comunicación de la Ciencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología extendió su apoyo para este tipo de producciones; también, gracias al apoyo de algunos clientes y en distintas épocas, hemos podido concretar nuestras producciones”.
Tal y como se indicó al comienzo de esta narrativa, el tema económico es un escollo difícil de salvar para la producción de piezas para planetario.
“Si un niño va a un domo y ve un programa sobre dinosaurios, es difícil que evite la comparación con una entrega de Jurassic Park, Megalodón o con gráficos de la muy poderosa industria de los videojuegos. Entonces va a percibir una diferencia notable. ¿Cuál es el fondo de esto?, pues que los presupuestos para estos ámbitos y los domos son totalmente distantes; con los 170 millones de dólares que costó Jurassic Park, por ejemplo, se podrían hacer cantidad de domos y producciones en México”.
El pequeño gran detalle que expone Javier Minchaca, no tiene manera de refutación: mientras una producción en primer mundo ronda los millones de dólares, una pieza para planetario araña unas pocas unidades de ese total, y ni así es viable o rentable para las instituciones o empresas que podrían apoyarlo. Además, de acuerdo con la línea de exposición que nos confía, la pirotecnia técnica es otro tema a salvar. Difícil pero no imposible para quienes integran Planetarios Digitales.
“De entrada, juntar el presupuesto para una producción es complicado. También entra en juego la disponibilidad del equipo técnico, más la intervención de especialistas que se requieran para cada área. Es decir, un equipo íntegro de producción, que afortunadamente hemos podido armar y canalizar. Consideramos muy importante dotar a las instituciones de la mayor cantidad de contenido local, con la mejor calidad posible, que pueda crear significado, apropiación social y cultural en los espectadores nacionales, que otorgue una mirada distinta de nuestro país a los espectadores internacionales”.
La formación como antropólogo social de Javier Minchaca, se revela cuando aplaude, con enorme satisfacción, el dato de que los contenidos de Planetarios Digitales hayan sido vistos por miles de personas, en el país. A esta firma pionera ya la secundan diversos reconocimientos, tanto nacionales como del extranjero.
“Tanto el Conacyt como la Muestra Nacional de Imágenes Científicas (MUNIC), nos han distinguido en distintas entidades de la república. A nivel internacional sumamos presencia en festivales especializados como el IMERSA en Estados Unidos, el International Fulldome Festival (IFF) realizado en Portugal, el Fulldome Festival Brno en República Checa y el Baikal International Festival of Documentary and Popular-Science Films n.a. Valentin Rasputin, en Rusia. Además, varias de nuestras producciones se exhiben en más de quince domos de África, América y Europa, en países como Argentina, Australia, Bloemfontein, Chile, Estados Unidos, Pakistán, Portugal, Rusia y Sudáfrica”.
Toda esta proyección nacional e internacional, Javier Minchaca la subraya como un servicio social —bastante sustancioso, por cierto—, mismo que es congruente con su misión como divulgador de contenidos científicos y tecnológicos.

“Lo defino básicamente como un `servicio a la comunidad´, ya que nuestras producciones han sido gratuitas al día de hoy. Proyectamos sin costo a todo domo que lo solicite, a nivel nacional. Considero vital poder poblar al país de domos digitales y planetarios (hay alrededor de 70 contra los 400 de Estados Unidos, por poner un ejemplo), pero no es una cuestión de expansión de numeraria; debemos otorgar nuestra visión antropológica de la sociedad en cada una de nuestras producciones y, sumamente vital, darle contenido de calidad a los espectadores”.
Por lo general, un proveedor suele desear que la competencia sea nula o escasa en su mercado de atención. La visión es muy distinta con Planetarios Digitales.
“Nosotros nos consideramos pioneros en el ámbito, sólo un par más de colegas realizan este tipo de producción y esperamos crezca mucho más. Hemos visto trabajos artísticos en los que se muestra entretenimiento y arte con gráficos y música, que son contenidos que gustan mucho, por ejemplo: producciones completamente en 3D sobre arqueoastronomía maya y mexica, con buena aceptación del público. Seguimos adelante con producciones ya sea subacuáticas o aéreas, aplicadas al 3D”.
Con fondo musical de la célebre banda experimental europea Minimal Compact (misma que Javier Minchaca me recordó tras bambalinas de la entrevista), dejo final abierto para una trayectoria que continúa en pos de la naturaleza y el universo, con las posibilidades de vanguardia que nos permite la tecnología de punta. La perspectiva de quien va atento del devenir como cambio constante en pos de la construcción, con El Hacedor de Estrellas de Olaf Stapledon como libro de cabecera, siempre dará motivo a la sorpresa. Enhorabuena.
Abre la puerta del universo del Javier Michaca, aquí tienes sus llaves:

















































