Deyanira Almazán sobre la faz de la tierra

Fotos: Deyanira Almazán

por Alejandro Alonso

Con una década de existencia, la firma mexicana Chema Tierra se distingue por una producción audiovisual sólida y congruente, ya con un promedio que rebasa el centenar de cápsulas animadas derivadas de distintos proyectos, con apoyo institucional o privado, incluso capital propio. Su foco de atención son los fenómenos que ocurren en nuestro planeta tierra y el universo, con una aplicación educativa a partir de diferentes formatos tecnológicos, desde el 2D hasta VR.

La iniciativa surge en el 2012, cuando el ingeniero y geólogo Sergio Almazán concibe un proyecto de divulgación científica de largo aliento, mismo que terminará demandando la participación de más talento para lograr sus metas trazadas. Entonces se suma Deyanira Almazán, Ciudad de México 1985, en la Dirección General de Chema Tierra. Con una licenciatura en Economía, en la Universidad Iberoamericana, más un máster en Antropología del Desarrollo y Transformación Social por la Universidad de Sussex, Inglaterra, Deyanira Almazán conjuga la academia con su experiencia en el sector de microfinanzas para el  Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, y el Instituto Nacional de Desarrollo Social, INDESOL, con el fin de que Chema Tierra logre vida propia.

Con el proceso de maduración del proyecto, viene a la par su incursión en los medios audiovisuales.

“Mi trayectoria en medios audiovisuales comenzó junto con mi curiosidad por las redes sociales y la demanda que en ellas existe por contenidos mediáticos, inmediatos y sencillos. Me di cuenta de que los temas científicos que ya manejábamos, a través de medios tradicionales, debían traducirse a este lenguaje, comunicarse por la vía de las nuevas plataformas”.

No obstante que Chema Tierra se distingue por su generosa producción audiovisual, como ya se mencionó, su punto de partida fueron los formatos impresos.

«Considero a la ciencia un pilar para el crecimiento de un país y desarrollo pleno de las sociedades. En particular, ChemaTierra busca divulgar temas de las ciencias de la Tierra y el espacio, pues desempeñan un papel único y esencial en el mundo moderno, tan cambiante y complejo como el nuestro».

Deyanira Almazán

“El proyecto nace con mi padre, Sergio Almazán, geólogo egresado del Instituto Politécnico Nacional, quien hace trece años detecta el desconocimiento que muchas autoridades y la población, en general, tenían sobre su entorno físico y la escasez de proyectos de divulgación hacia la sociedad. ChemaTierra inicia con tres libros sobre geología para niños (uno de ellos seleccionado por la Secretaría de Educación Pública, SEP, para sus bibliotecas de aula), más cuatro discos interactivos sobre dinosaurios, fenómenos naturales, minerales y tectónica de placas”.

A la par de su batuta en Chema Tierra, Deyanira Almazán imparte la asignatura de Economía del Comportamiento para diseñadores industriales en la Universidad Iberoamericana; se trata de una materia interdisciplinaria en el comportamiento y entendimiento humano. Esta visión de integración del conocimiento, la acompaña en su labor audiovisual y en pro de las ciencias.

“Considero a la ciencia un pilar para el crecimiento de un país y desarrollo pleno de las sociedades. En particular, ChemaTierra busca divulgar temas de las ciencias de la Tierra y el espacio, pues desempeñan un papel único y esencial en el mundo moderno, tan cambiante y complejo como el nuestro. Estas ciencias abarcan temas y estudios de una manera integral que explican la historia y evolución de nuestro planeta, su composición y estructura, sus recursos y lugar en el universo. En los últimos años, requiere una atención esencial el aumento en la demanda de recursos, la escasez de materias primas, el irracional aprovechamiento de recursos naturales, el descubrimiento y desarrollo de nuevas formas de energía, o bien, los continuos fenómenos naturales que han dejado daños económicos y humanos lamentables”.

Cuando Chema Tierra migra de manera decidida hacia los formatos digitales, su concepto editorial está perfectamente definido.

“Proporcionar información suficiente para mantener el interés del espectador y, aún más importante, otorgarle una perspectiva que le ayude a comprender temas cruciales de las Ciencias de la Tierra y el espacio. Una adecuada comunicación se logra a través del entendimiento y la comprensión del interlocutor. Entender es percibir el significado de algo, mientras que comprender es apropiarse del conocimiento y asumirlo, permitiendo así actuar de forma congruente y coherente con ello. La comprensión es el objetivo fundamental del proyecto Chema Tierra.

La década de existencia que lleva a cuestas Chema Tierra, es una suma de éxitos y retos de diversa índole, por supuesto que priva el tema financiero para solventar cada una de sus acciones.

“Al ser un proyecto cuyo propósito es divulgar ciencia, la mayoría de nuestros productos son gratuitos, y si bien hemos logrado sumar algunas empresas patrocinadoras al proyecto, aún nos cuesta trabajo monetizar el valor que hemos generado. Afortunadamente, hemos ganado diversos apoyos de instancias como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Conacyt, y empresas como WeWork que nos han ayudado a continuar con nuestra labor; sobre todo a adentrarnos en las nuevas tecnologías, que, como bien sabemos, son bastante costosas. Por fortuna, en nuestra carpeta ya contamos con contenido en 360º y realidad virtual, gracias a un estímulo por parte del Conacyt.

Quiero detallar que el reto más importante que tenemos con la tecnología, es el cambio tan radical en la forma que el público consume información, en el día a día. Comunicar temas científicos en un mundo cargado de información implica el máximo esfuerzo. La televisión, el DVD, la computadora y plataformas como Facebook y YouTube han alimentado el interés del público con mensajes cortos y audiovisuales, la mayoría de las veces sin conocer la validez del contenido y el riesgo de la desinformación”.

Ante este escenario, Chema Tierra cuenta con un consejo editorial que aplica el rigor debido en el manejo de contenidos, justo antes de divulgarlos en cualquiera de las plataformas posibles. 

“Construir y trabajar diariamente en ChemaTierra ha sido muy satisfactorio. Es un proyecto que desde el principio me exigió mucho compromiso y entrega, pero al mismo tiempo me brindó un enorme campo para crear e innovar, para construir nuevas cosas, para pensar en grande y enorgullecerme de lo que hago diariamente. Considero que su mayor fortaleza es el crecimiento orgánico; tenemos una meta muy clara, que es la de convertirnos en una referencia nacional e internacional de contenido científico. Valoro los avances desde que comenzó el proyecto; los pasos son sólidos, bien pensados y logrados; caminamos bien con la tecnología, pero sin olvidarnos de los contenidos tradicionales que el público reconoce y demanda. Sé que aún falta mucho camino para alcanzar nuestra meta, pero a medida que generamos nuevos contenidos y materiales, me doy cuenta de la evolución y calidad que van adquiriendo. Eso me da todo el motor necesario para seguir adelante”.

Chema Tierra cuenta con galardones en su haber –Mejor Publicación Infantil y Mejor Publicación de Divulgación Científica, 2019 y 2021 respectivamente, otorgados por la Cámara Nacional de la Industria Editorial (CANIEM)-, y si bien esta empresa de divulgación científica avanza por la red electrónica, es responsable con los sectores que no cuentan con acceso electrónico.

“El proyecto Chema Tierra en realidad es muy amplio, tenemos diversos productos que abarcan sectores divergentes. En primer lugar, un periódico infantil gratuito que repartimos cada bimestre y que llega a muchos lugares del país, como es el caso de diversas comunidades en las que no se tiene un fácil acceso a Internet, o a las nuevas tecnologías.  Al mismo tiempo, los videos y nuestro contenido digital llegan a sectores de la población que cuentan con mayor información y mayor penetración electrónica. El contenido lo difundimos a través de nuestra página de Internet y distintas redes sociales como Facebook, Twitter y Youtube.

Uno de los grandes retos de la divulgación de ciencia y tecnología, es su aprobación por el ciudadano que poco conoce sobre temas especializados. En esta terna, un caso de éxito de Chema Tierra fue su presencia rutinaria dentro del sistema de transporte colectivo de una tercia de ciudades emblemáticas, por medio de las pantallas montadas al interior de los vagones e instalaciones destinadas a los pasajeros. Un gran acierto para quienes miran de manera positiva la llamada popularización de la ciencia y la tecnología.

“Nos acercamos al canal de televisión AyTv´s y a los directivos les gustó mucho nuestra propuesta. Durante un periodo de cuatro años, Chema Tierra fue visto en el Macrobús, Mexibús y Metrobús, en la Ciudad de México, Guadalajara y Toluca. Esto nos permitió llegar a más gente y a un ciudadano promedio. Cada semana realizábamos cinco videos que nutrían tanto a esa red como a nuestras plataformas de Internet. Al ser altísima la demanda, asumimos la exigencia de producir material actualizado, de buena calidad y de manera muy constante e inmediata. Crecimos bastante en el manejo de contenidos digitales”.

La curva de aprendizaje que subraya Deyanira Almazán, sigue el trazo planteado en su misión: el fomentar una cultura de cuidado y preservación del medio ambiente, e informar sobre el espacio físico circundante. Para lograrlo, mantienen un equilibrio entre manejo de contenidos y propuesta creativa.

“Me parece que lo fundamental es otorgarles la misma importancia. De nada sirve que uno sepa mucho si no encuentra esas formas creativas de comunicarlo, y viceversa. Una manera de lograrlo es estando actualizado sobre las tecnologías nuevas, las plataformas que existen y la manera en que el público consume información. Al mismo tiempo, no caer en el esquema de divulgación tipo déficit, más bien reconocer que el público está cada vez más informado y si no es tu contenido, irá en busca de algo más, quizá menos científico, pero tal vez más creativo. Chema Tierra no deja de trabajar para lograr un puente de comunicación bilateral”.

Con un proyecto robusto y maduro, que no deja de mirar hacia el crecimiento, Deyanira Almazán valora los principales logros obtenidos hasta el presente.

“Que el proyecto sea reconocido y valorado por su público; que los niños y maestros nos manden cartas de agradecimiento; que escriban reportajes para la sección de “Escritor científico”; que manden fotos de las actividades que llevan a cabo con nuestros materiales; que la gente suba videos y fotografías compartiendo experiencias como eclipses o lluvias de estrellas; que en redes sociales nos pregunten qué hacer cuando sucede algún fenómeno natural; que el público se muestre agradecido por los videos que elaboramos; que se levante polémica cuando subimos algún video o reportaje de la exploración espacial”.

Es importante sumar que el carácter lúdico de las piezas de Chema Tierra va de la mano del uso de tecnología de punta, lo que provoca la aprobación de sus ya numerosos seguidores.

El ejemplo lo tenemos con una serie de mini documentales en 360º, realizados en la Reserva del Pinacate y el Desierto de Altar, Sonora, y el Cañón del Sumidero, Chiapas. Estos materiales son videos panorámicos en calidad 8k que permiten observar y experimentar los lugares más vívidamente. A estos videos en alta definición, les integramos sonido ambiental y una narrativa sencilla y emotiva, con el fin de estimular los sentidos de los espectadores y transmitir la sensación de estar presentes en el sitio. Se trata de una tecnología cuyos contenidos se encaminan al entretenimiento; encontrar este tipo de material con fines de divulgación científica es difícil, tanto en México como en otros países hispanohablantes. El mundo está exigiendo este cambio, por lo que no aprovechar tal tecnología para comunicar temas científicos representa un grave error”.

La vocación social y humanista de Chema Tierra orienta su proyección actual: ampliar el espectro de divulgación hacia nuevas plataformas como Tik Tok; el ejercicio en narrativas como cuenta cuentos, obras de teatro y talleres; a largo plazo, generar un proyecto de programa de ciencias para las escuelas públicas y privadas.

Visita el planeta Chema Tierra: tw @chematierra, @chematierranews; IG @chematierra; Facebook/Chematierra; web chematierra.mx.

Biografía del autor: Alejandro Alonso Aguirre es un destacado escritor mexicano, egresado de la Universidad del Claustro de Sor Juana, premio nacional de periodismo en diversas emisiones y narrador audiovisual, además es Director de Concordia Mundo, empresa enfocada al diseño de estrategias educativas y de divulgación científica.

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